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bookmark_borderASIA/CHINA – Valorizar a los catequistas laicos para que sean testigos de Cristo en la sociedad actual

Cheng Du – Valorizar a los catequistas laicos para que sean “los cristianos de la nueva era” y los testigos del Señor en la sociedad china actual: estos han sido los objetivos del VI Curso de formación para catequistas laicos activos de las 7 diócesis de la provincia de Si Chuan, en China continental. Debido a la pandemia, los participantes no pudieron ser más de 60. El curso se celebró en el Seminario Mayor de Si Chuan del 11 al 17 de octubre.
A la luz de la Carta Apostólica Antiquum Ministerium del Papa Francisco, que establece el ministerio del catequista, los participantes asistieron a conferencias sobre diversos temas: catecismo, enseñanza de la Iglesia, liturgia y sacramentos, catolicismo en China, tradición cultural china e inculturación de la religión en China.
El P. Li Zheng Gang, de la diócesis de Nanchong, presentó Antiquum Ministerium, destacando el importante papel desempeñado por los catequistas a lo largo de la historia de la Iglesia en China y también en la vida de la Iglesia actual, motivando a los presentes a un mayor sentido de responsabilidad en la evangelización.
El padre Huang Yi Liang, profesor del seminario, ilustró la contribución de los misioneros al desarrollo de la vida litúrgica y a la traducción del catecismo al chino. Otros sacerdotes hablaron de los siete sacramentos y compartieron su experiencia pastoral y catequética.
La hermana Chiara Duan, del Centro de Formación Pastoral de la Diócesis de Xi Chang, acompañó el camino espiritual de oración de los catequistas.
Don Tong Heng Jiu, vicerrector ejecutivo del Seminario Mayor de Si Chuan, al dar la bienvenida a los participantes, les animó con estas palabras: “Que la cuna de las vocaciones, que es el Seminario, despierte en vosotros, catequistas de las comunidades eclesiales de base, el celo misionero y encienda un fuerte deseo de ser cristianos dignos del nombre de discípulos de Jesús”. Por último, manifestó su deseo de que los catequistas lleven los frutos de su formación a los numerosos hermanos y hermanas de la comunidad y la sociedad donde viven y den testimonio de su fe.

bookmark_borderÁFRICA/LIBERIA – Los catequistas de África, un punto de referencia para los cristianos de pequeñas comunidades

Foya – “En África nunca hubiera podido realizar mi servicio misionero sin la ayuda y el apoyo de los catequistas”. Lo asegura el padre Walter Maccalli en referencia al Motu Proprio “Antiquum ministerium” del 10 de mayo de 2021 con el que el Papa Francisco estableció el ministerio del catequista.

El sacerdote, misionero de la Sociedad para las Misiones Africanas , en la nota enviada a la Agencia Fides, explica lo que hace el catequista en la Iglesia africana. “Son el punto de referencia para los cristianos de las pequeñas comunidades, ya que viven en estrecho contacto con ellos y animan las celebraciones dominicales cuando el misionero no puede. Por ejemplo, en Angola, durante la larga guerra civil, los catequistas permanecieron siempre con la población, incluso cuando sacerdotes y monjas tuvieron que abandonar sus misiones por razones de seguridad. Ellos dieron prueba de su fe, a pesar del peligro y la persecución”, subraya el padre Maccalli. “Nunca interrumpieron su labor de evangelización, continuaron dando formación cristiana y asistencia a los fieles, incluso en las condiciones más precarias, en aldeas aisladas en el bosque, en los campamentos de desplazados o en los campos de refugiados más allá de las fronteras angoleñas”.

Como prueba del papel insustituible de los catequistas, el misionero SMA recuerda a uno, Estêvão Tomais, nacido dos años antes de 1961, año en el que se inició la guerra de liberación de Angola. “Estaba destinado a morir porque era mestizo. Su padre era portugués y su madre angoleña, lo salvó al huir a los bosques. Catequista de vocación y responsable de las comunidades de la gran parroquia de Nambuangongo, se convirtió en el fiel colaborador de los misioneros. Todavía hoy se dedica a formar a nuevos líderes comunitarios, a quienes les enseña la liturgia y cómo explicar la Biblia”.

“La Iglesia católica angoleña debe mucho a los catequistas por su contribución incalculable a la evangelización durante los cuarenta años que duró la guerra. El impacto de las palabras de un catequista africano sobre los cristianos de sus comunidades es muy fuerte, mayor que el de los misioneros europeos. Como conocedores de la cultura y tradiciones locales, su palabra es un estímulo y aliento para vivir la fe cristiana en aquellas situaciones en las que el Evangelio entra en conflicto con determinadas prácticas y mentalidades ancestrales. Saben sintetizar las muchas cosas buenas que existen en la tradición africana con la novedad del anuncio de Jesús”, asegura el padre Walter.

“Aquí en la misión de Foya, en Liberia donde estoy ahora, contamos en nuestra parroquia con un catequista que nos envía la diócesis. Entre los diversos servicios que presta, prepara a los catecúmenos adultos para el bautismo, ejerce un ministerio itinerante en los pueblos para impartir catequesis y guiar la liturgia en el idioma local, el kissi, y además de ayuda a restablecer la paz entre las familias y pueblos donde han surgido conflictos”, concluye el padre Walter.

bookmark_borderAMÉRICA – Los catequistas, una fuerza evangelizadora de la Iglesia, especialmente en este período

Brasilia – Varios países de América Latina celebran el Día del Catequista cada 21 de agosto, con motivo de la fiesta de San Pío X, quien fuera el redactor del Catecismo mayor. Este año la publicación de la Carta Apostólica “Antiquum Ministerium” con la que el Papa Francisco establece el ministerio laical del Catequista ha dado un mayor impulso a la cita y a las iniciativas relacionadas con ella, a pesar de las limitaciones aún vigentes por la pandemia de coronavirus.

En Brasil, el último domingo de agosto de cada año, la Iglesia recuerda con gratitud y cariño a los catequistas, reconociendo la importancia de este ministerio al servicio de la evangelización. Así lo explica la nota de la Conferencia Episcopal enviada a la Agencia Fides. En un video, en nombre del Episcopado brasileño, el arzobispo de Curitiba y presidente de la Comisión Episcopal de animación bíblico-catequética, monseñor José Antônio Peruzzo, expresa su gratitud por el ministerio catequético, por la vocación del catequista y por la libertad y la disponibilidad para dar una respuesta a Jesús. “Quizás no puedas imaginar cuánto estás o estarás presente en la vida de tus catecúmenos. Aunque estén en otro lugar del mundo, recordarán tu persona y tu testimonio como catequista. Si al dar catequesis, además de la pasión por el catecismo está también la alegría de seguir al Señor, nunca olvidarán el testimonio dado”, subraya monseñor Peruzzo.

En el vídeo, el arzobispo destaca que “la catequesis y los catequistas son una fuerza evangelizadora de la Iglesia en Brasil”, pero aquí no se trata de grandeza, sino de ser “elegidos, llamados y enviados”. “Catequista, con gran gratitud y con mucho cariño, te quiero decir que el Señor Jesús un día te dará un gran abrazo, un gran abrazo de agradecimiento por haber aceptado y dedicado tiempo e inteligencia, cariño y creatividad, todo para que el nombre del Señor Jesús fuera comprendido y amado. Que el Señor multiplique las bendiciones para ustedes queridos catequistas, por la bendición que son para la Iglesia”, concluye monseñor Peruzzo. Además del video, la Comisión de Animación Bíblico-Catequética también envió una Carta a los catequistas de todo Brasil. En la Jornada del Catequista, el obispo Auxiliar de Bogotá, monseñor Pedro Salamanca Mantilla, como presidente de la Comisión de Catequesis y Animación Bíblica de la Conferencia Episcopal de Colombia, dirigió un saludo especial a los catequistas del país, agradeciéndoles el servicio que prestan dentro de la Iglesia: “Es un servicio esencial, fundamental, que consiste en acompañar a las personas para que fortalezcan su adhesión a la persona del Señor Jesucristo, se configuren cada vez más con Él y se incorporen con decisión a la vida de la comunidad cristiana”.

El obispo destacó que, de no existir este ministerio, la Iglesia no podría cumplir plenamente su tarea evangelizadora y además reiteró la urgente necesidad de la presencia de los catequistas en el contexto actual que vive la humanidad. “En este momento, este servicio es indispensable, porque hay muchas personas que no han conocido a Jesucristo, que no han tenido la alegría de encontrarlo, y personas que, habiendo conocido a Jesucristo, aún no están en el camino del crecimiento hacia madurez. del ser humano en Cristo. Por eso os necesitamos”, aseguró. Antes, las familias transmitían la fe a las generaciones más jóvenes, pero hoy muchas familias ya no pueden hacerlo, porque sus miembros tienen otras prioridades o “no han recibido la alegría del anuncio cristiano”; además, “el entorno social tiende a valores diferentes a los del Evangelio”.

Con motivo de la Jornada Nacional de la Catequesis, el 18 de agosto, la comunidad de catequistas de la diócesis de Tacuarembó, en Uruguay, vivió un encuentro de celebración vía zoom convocado por el obispo diocesano, monseñor Pedro Wolcan y la Comisión de catequesis. Al encuentro asistieron los catequistas de las cuatro zonas pastorales de la diócesis y algunos sacerdotes. En breve se realizarán dos formaciones presenciales, una el 17 de septiembre en Tacuarembó y otra el 18 de septiembre en Rivera. También en Paraguay, la diócesis de Mercedes propuso a los catequistas de Soriano y Colonia celebrar el Día del Catequista compartiendo un momento de oración en modalidad virtual, extendiendo la participación a las familias de los catequistas. Encabezados por el obispo de Mercedes, monseñor Carlos Collazzi, los participantes agradecieron a Dios el ministerio recibido y rezaron unos por otros y por la situación de salud que atraviesa el país.

En Asunción, Chile, se lanzó el concurso nacional de la Canción del Catequista para el Día del Catequista organizado el domingo 22 de agosto. “Esta es vuestra oportunidad de crear una canción que represente a los catequistas y su misión evangelizadora en la formación de discípulos misioneros”, animaban los organizadores.

bookmark_borderASIA/INDONESIA – Los jóvenes eligen ser catequistas, un regalo para la Iglesia

Yakarta – Hay muchos jóvenes católicos en Indonesia que se han comprometido a seguir un programa especial de formación y estudio para convertirse en catequistas. Aquellos que provienen de familias con medios económicos mucho mayores probablemente optarán primero por ir a la universidad o podrán seguir una educación superior. Para aquellos con menos recursos existe la opción de formarse para convertirse en catequistas, un ministerio y una vocación tal y como lo considera la Iglesia.

La Agencia Fides ha recopilado algunas historias y experiencias de catequistas en Indonesia. August G. Thuru, catequista de Denpasar, en Bali, comenzó su carrera profesional como profesor en varias escuelas secundarias. Años más tarde continuó en la escuela de formación de catecismo en Madiun y después en un Instituto Pastoral especializado en Java Oriental.

“Desde 1983 soy catequista voluntario en la iglesia parroquial de San Antonio en Baturaja, Bali”, dice Thuru, de 65 años, que ahora vive en Flores, en la provincia oriental de Nusa Tenggara. Ha realizado la misma actividad desde que era estudiante en Java Oriental, impartiendo catecismo y desarrollando actividades pastorales en varios lugares de Java Oriental entre 1988 y 1990.También trabajó en una radio en Padang de Sumatra Occidental y en un periódico local en Bali. Desde 1999 Thuru se dedica casi totalmente a la catequesis después de haber recibido formación en Bali “sin recibir ningún salario de la Iglesia”, asegura.

Otra historia es la de Suwandi, un catequista de Sukakarya, en la provincia de Bengkulu, en la archidiócesis de Palembang . Nacido en Java Central, Suwandi fue criado por sus padres que emigraron al sur de Sumatra a principios de la década de 1960. La posibilidad de convertirse en un catequista reconocido y empleado de la Iglesia le llegó por primera vez a través de un sacerdote misionero holandés en Palembang que le ayudó a convertirse en profesor. Fue enviado por este sacerdote misionero a Malang para estudiar pastoral y catecismo y fue después asignado a Bengkulu para comenzar su trabajo pastoral como catequista.

Conducir una motocicleta en medio de un denso bosque desde el centro de Bengkulu para llegar a docenas de lugares diferentes en la provincia, fue una preciosa experiencia para Suwandi, quien conoció y anunció el Evangelio a la gente de muchas aldeas. “Muchos amigos me han ayudado o incluso me han ofrecido quedarme en sus hogares”, comenta a Fides Suwandi, a quien paga la Iglesia local por este trabajo a tiempo completo. “La fe es un serio desafío”, dice Suwandi, quien la vivió “en camino”, ya que en Bengkulu se da catequesis cuando se puede para ajustarse a los horarios de los muchos trabajadores de las plantaciones de palma de las zonas rurales. “Encontrarme con animales salvajes en mis viajes es una experiencia normal”, indica Suwandi. Tanto para Thuru como para Suwandi, convertirse en catequistas era “una vocación religiosa para servir a los demás”. Ambos tienen como principal tarea preparar a los jóvenes para el bautismo y la confirmación.

Francis Xavier Rickoloes Pricorianto, geólogo profesional de la diócesis de Bogor, en Java Occidental, comparte una historia diferente con la Agencia Fides. Tras años de experiencia laboral en zonas remotas para empresas mineras, Pricorianto fue “llamado” espiritualmente para participar en un programa de formación de dos años sobre las Sagradas Escrituras. Impulsados por esta formación, los estudiantes se sienten motivados a convertirse en evangelizadores de otros en su comunidad social. Pricorianto, entusiasmado, ofreció su ayuda como “evangelizador” a monseñor Paskalis Bruno Syukur. “Desde el año pasado, la diócesis de Bogor me ha encargado oficialmente dar catequesis a las personas que se preparan para el bautismo y la confirmación”, explica Pricorianto a la Agencia Fides. Hay muchos desafíos para llevar a cabo esta misión espiritual en Bogor: “Con frecuencia, los catecúmenos abandonan el programa debido a circunstancias imprevistas como mudarse a otra ciudad, cancelación del matrimonio o abandono del curso de formación sin previo aviso”. Es en estas circunstancias cuando los catequistas demuestran su celo pastoral al acercarse a cada uno de los participantes mostrando una especial atención personal, comprensión, empatía, consuelo y esperanza.

bookmark_borderASIA/MYANMAR – En medio de la violencia y las dificultades, los catequistas continúan su labor misionera

Myitkyina – Llevar el Evangelio “hasta los confines de la tierra”: con este espíritu John NgwaZar Dee, catequista de 72 años, continúa su labor misionera desde hace 50 años. John NgwaZar Dee Dee es el primer catequista de la tribu indígena Lisu de la diócesis de Myitkyina, en el estado de Kachin, al norte de Myanmar. Fue el primer misionero en Zang Yaw, un lugar remoto en los territorios de la parroquia de Putao bajo la diócesis de Myitkyina. Cuando llegó a la aldea, entre los indígenas lisu y rawang, comenzó a leer el Evangelio y a hablar de la salvación dada por Cristo Jesús, dirigiéndose a personas que nunca habían oído hablar de él. Para llegar a la aldea hay que caminar durante 15 días por senderos ásperos y pedregosos. El párroco de la iglesia de Putao dificilmente llega a esa zona intransitable, a veces ni siquiera lo consigue una vez al año, dado el largo viaje. Pero a pesar de la distancia, el catequista John visitó el pueblo 14 veces cuando era más joven, sembrando el Evangelio. Gracias a su celo misionero y a su ejemplo de vida, casi todos los habitantes del pueblo y de las aldeas cercanas, atraídos por el mensaje y la figura de Cristo, pidieron ser bautizados y abrazaron la fe católica.
John ha recordado que de 1969 a 1970 asistió, junto con otros jóvenes, al Instituto de Formación de Catequistas dirigido por los misioneros de San Columbano. “Fue un camino duro y difícil y algunos de mis compañeros lo dejaron; para nosotros, los catequistas, es difícil encontrar un medio de vida, sobrevivir”, relata en una nota enviada a la Agencia Fides por la Diócesis de Myitkyina. “Pero tengo una convicción sencilla: cada vez que estoy en dificultades creo que Dios está conmigo y me dirijo a Él. Él es mi refugio”, dice John, y cuenta cómo, en tiempos difíciles de violencia generalizada en Myanmar, las actividades pastorales y de catequesis continúan y son preciosas porque dan consuelo y esperanza a la gente que sufre.
“Me repito a menudo las palabras de Jacob: si aceptamos el bien de Dios, ¿por qué no vamos a aceptar también el mal?”, explica. “Dios provee y no abandona a su pueblo. El Señor me da fuerzas. No trabajo para obtener la alabanza de los hombres, sino para ganar el Reino de Dios. La gente a veces te alaba y a veces te desprecia. Pero el Señor es fiel, ama y perdona siempre”, señala. Para los fieles de etnia lisu y rewang, el catequista John es un sólido punto de referencia. En su constante labor de catequesis, a lo largo de muchos años, nunca ha querido ninguna recompensa de ellos: “El Señor me da la recompensa. Hasta ahora ni siquiera tengo una casa. La casa en la que vivo ahora no es mía, pero no me importa porque el Señor está conmigo”, dice.
Su testimonio también es precioso para los jóvenes. A él acuden jóvenes católicos y voluntarios que van a aldeas remotas para realizar actividades de educación sanitaria, instrucción y atención pastoral a los más jóvenes. Son los llamados “zetaman”, es decir, “pequeños evangelizadores”, figuras características de la Iglesia católica en Myanmar: estos jóvenes voluntarios llegan a aldeas aisladas, en zonas inaccesibles, en áreas rurales y montañosas y se quedan allí. Comparten la vida de la comunidad durante unos días, pasando mucho tiempo con los niños, en un estilo de presencia hecho de amor, amistad y de compartir la vida con sencillez. Si se les pregunta, dan testimonio de su fe, contando quiénes son y cómo el encuentro con Jesús ha cambiado sus vidas.
Los “zetamanes”, presentes en todas las diócesis de Myanmar, están al servicio de la humanidad más débil y abandonada. Gracias a figuras como el catequista John NgwaZar Dee, las Iglesias piden a sus jóvenes que den al menos tres años de su vida para servir a la diócesis como “zetaman”, para ser enviados como jóvenes misioneros a situaciones difíciles, en aldeas de montaña, entre gente en extrema pobreza, en medio de conflictos armados. Cientos de jóvenes realizan así una preciosa labor de evangelización y promoción humana que hace sentir la presencia de la Iglesia “hasta los confines de la tierra”.





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