Bengolea

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Firma y fecha: Xosema 00:51 17 dic 2006 (CET)

 Bengolea

Muchos poblados de nuestro país han nacido a la vera del ferrocarril; historias comunes pueden tejerse alrededor del tendido de las vías en los comienzos del siglo XX cuando la Argentina era todavía un territorio habitado en forma dispersa.

Corrían los primeros años del siglo pasado cuando un señor de apellido Bengolea, quien por entonces era dueño del establecimiento "Los Tolditos", dona parte de sus tierras afincadas en el sur de la provincia de Córdoba para que se alzara en ese lugar una estación ferroviaria. Según data en los registros, el 27 de Agosto de 1903 - en la ciudad de Buenos Aires- se decreta el paso de un tren de carga y de pasajeros por un asentamiento cercano a la ciudad de Río Cuarto. Este día quedaría establecido luego como la fecha fundacional de la localidad de Bengolea.

Es este un pueblo pequeño, de calles todavía sin asfaltar; apenas un empedrado sobre las calzadas resguarda a los habitantes de la tierra que los frecuentes vientos de la zona suelen remolinear. Aunque las lluvias, también recurrentes, permiten que el suelo se convierta en apto para el cultivo. Con el tiempo, se han ido formando en los alrededores importantes espejos de agua que junto a los arroyos de región resultan una atractiva propuesta para los aficionados a la pesca.

Los datos del último censo dicen que Bengolea cuenta aproximadamente con 1000 habitantes, los cuales desarrollan sus actividades principalmente en tareas rurales, en algunos comercios del pueblo y en dependencias del Municipio y la Cooperativa Eléctrica.

Un dato importante, desde el año pasado se ha instalado una curtiembre en esta localidad que aprovechando la materia prima abundante por la zona manufacturan diversos productos como alfombras, calzados, cojinillos. Este emprendimiento se ha transformado en un recurso muy importante para quienes viven en el pueblo ya que permite que 10 personas lleven a cabo sus habilidades en este establecimiento. La mayoría de las piezas son colocados en el mercado interno del país aunque, según nos relataron, están en tratativas de exportarlos.

Bengolea se encuentra a unos 250 Kilómetros de la capital cordobesa. Y si bien no está demasiado alejada de importantes centros urbanos, es otro de los tantos rincones de la Argentina donde la poca cantidad de habitantes hace que las cosas sean un poco más difíciles y todo requiera de un esfuerzo doble. Así mismo, sus pobladores no dejan de contar con los servicios básicos y vitales para desarrollar su vida en el pueblo. Desde 1906 funciona la escuela primaria que actualmente comparte su edificio con el jardín de infantes y la escuela secundaria que comenzó a dictar sus clases en 1989.

La recreación tampoco ha sido ajena a los pueblos, sin importar la cantidad de gente que resida allí. Desde 1936, el club Atlético Unión viene desplegando actividades tanto deportivas, sociales como culturales, ya que durante casi 30 años sus salones se hicieron eco de míticas proyecciones de películas.

Cruel destino el de éste y otros cines de pueblo que han debido callar el ruido de las latas y los proyectores agobiados, algunos, por el deterioro de sus salas, otros, por los altos costos en la distribución del celuloide y por la irrupción de nuevos medios de comunicación que han mutilado ese mágico vínculo que generaciones pasadas supieron conservar y disfrutar con el séptimo arte. Pero allí están, en guardia, dispuestos a sacudirse el polvo cuando la ocasión lo amerite y volver a encender su hechizo otra vez.

El club Juvenil Argentino fue otra destacada institución, especialmente en lo futbolístico, aunque hoy en día no desarrolla actividades.

La Cooperativa de Electricidad y Servicios Públicos de Bengolea es una institución vital que reúne una importante cantidad de prestaciones. Son muchos los ejemplos que podemos citar donde estas entidades de economía solidaria, como suele nombrárselas hoy en día, permiten que pequeñas poblaciones asomen al mundo a través de la implementación de nuevos sistemas de comunicación, pero sin olvidar una de sus premisas fundamentales: que todos puedan acceder a nuevas oportunidades en igualdad de condiciones.