Catedral Vieja de Salamanca
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Es una de las dos catedrales que hay en Salamanca. Fue construida entre los siglos XII y XIV en estilo románico y gótico. Fundada por el obispo Jerónimo. Se comenzó en el momento en que el románico estaba dejando paso al gótico, algo que es apreciable en la diferencia existente entre los pilares y los arranques de las bóvedas de crucería, ya que no existe continuidad constructiva entre ellos, al ser ideados los primeros para soportar una bóveda de cañón.
El elemento que más destaca es el considerable cimborrio que se eleva sobre el crucero, y que es conocido popularmente como "Torre del Gallo", por la forma de la veleta que lo corona en el exterior. Es una torre con tambor octogonal sobre la que se eleva una cúpula gallonada, como en Zamora[1], a la que copia también los frontones y las torrecillas cubiertas con cupulines. La cubierta es de escamas y presenta torrecillas angularas. Su modelo es el cimborrio de la Catedral de Zamora[2], el primero de la serie de los los cimborrios a la manera de la Catedral de Zamora[3], al que le siguió el de la Colegiata de Toro[4], el de la Catedral de Salamanca[5], y el de Plasencia, y muy transformado ya el de la Catedral de Évora en Portugal. En el siglo XIX ante el peligro de hundimiento fue desmontada completamente y profundamente alterada, hasta el punto de cambiar capiteles de gusto gótico, como correspondía a lo avanzado de su edificación por otros neorrománicos.
Otros atractivos con los que cuenta el templo son, el retablo principal del siglo XV, las capillas del claustro y los frescos de los siglos XIII-XIV que decoran los sepulcros y la capilla de San Martín o del aceite. Esta última fue pintada por Antón Sanchez de Segovia en 1262. El retablo mayor es de D. Delli (1430) y el fresco superior, que representa el Juicio Final, de su hermano Nicolás (1445).