Cuestión del Sacristán
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La Cuestión del Sacristán fue una crisis política chilena iniciada por la expulsión de un sacristán de la Catedral Metropolitana de Santiago, que revelaría discrepancias en la relación iglesia-estado. Este conflicto culminaría con la división del grupo conservador en el Partido Conservador y el Partido Nacional o monttvarista.
El conflicto se inició en abril de 1856, cuando el dean de la catedral, con el apoyo del Arzobispo de Santiago Rafael Valentín Valdivieso, expulsó a un sacristán por mal comportamiento. Éste buscó apoyo en otros clérigos para que consiguieran su restitución. Los religiosos junto al involucrado, consiguieron que llegara el conflicto a la Corte Suprema, la cual declaró que el sacristán debía volver a su antiguo cargo. Esta situación no fue reconocida por el arzobispo, ya que significaría aceptar la competencia civil en materias eclesiásticas. Es así como la Corte Suprema amenazó al Arzobispo de Santiago con desterrarlo si mantenía su actitud, y éste recurrió a la persona del presidente en su prerrogativa como "protector de la Iglesia". El presidente dio su consentimiento a favor del sacristán, pero, finalmente, los que lo apoyaban retiran la petición de juicio para terminar con el problema, viendo la repercusión que éste podría conllevar. Así y todo la tensión continuó. Como consecuencia de este simple hecho muchos conservadores que apoyaban el gobierno de Manuel Montt Torres se distancian de éste por su tendencia patronatista.
Gracias a esta lejanía, estos conservadores encontraron apoyo en los liberales, formando así la Fusión Liberal-Conservadora, organización de la cual será el próximo presidente: José Joaquín Pérez.