Krum

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Krum, en búlgaro Крум, (muerto el 13 de abril de 814) fue jan de Bulgaria de 802 a 814.

Mediante la derrota del jaganato ávaro en 805, Krum extendió el territorio de Bulgaria hacia el norte, abarcando toda Transilvania, y el este de Pannonia, donde sus dominios limitaban con el Imperio franco de Carlomagno, quien se vio obligado a reconocer a su poderoso vecino.

Krum unió a los búlgaros y eslavos de la cuenca del Danubio con los de Transilvania, formando una poderosa nación que suscitó los recelos del Imperio Bizantino, gobernado entonces por Nicéforo I. A finales del otoño del año 808, las fuerzas búlgaras aniquilaron a un ejército bizantino en el valle del río Struma, o Strymon. Con motivo de esta victoria, los búlgaros se apoderaron de Serdica (la futura Sofía, actual capital de Bulgaria), donde destruyó a la guarnición de Bizancio. Como respuesta, el emperador Nicéforo conquistó la capital búlgara, Pliska, y masacró a sus habitantes, reduciendo a cenizas el mismo palacio del jan. Posteriormente, tras reconstruir la fortaleza de Serdica, el emperador y su ejército regresaron a Constantinopla.

En mayo de 811, un poderoso ejército bizantino, a las órdenes del propio emperador y de su hijo Estauracio, atacó Bulgaria, y volvió a perpetrar sanguinarias matanzas en la ciudad de Pliska. Sin embargo, Krum consiguió vengarse cuando, el 26 de julio del mismo año, logró bloquear el desfiladero rocoso de Vurbitsa, por el que atravesaba el confiado ejército bizantino, que fue casi totalmente exterminado. El hijo del emperador, Estauracio, logró escapar con vida, aunque paralizado por una herida que le afectó a la columna vertebral. Según se cuenta, Krum ordenó que la calavera de Nicéforo, que había caído en la batalla, fuese montada en plata, y la utilizó como copa para beber durante el resto de su vida.

Ni siquiera tras esta los bizantinos aceptaron las condiciones propuestas de Krum, por lo cual éste prosiguió su avance, tomando varias ciudades y fortalezas del Imperio. En la primavera de 812 conquistó la ciudad de Develtos, junto al Mar Negro, deportando a todos sus habitantes, y poco después sitió la ciudad de Mesembria, actual Nessebar, que cayó en su poder el 5 de noviembre de 812. Se enfrentó con el ejército bizantino en Versinicia, cerca de Adrianópolis, el 22 de junio de 813, y lo derrotó sin paliativos a causa de la deserción de las tropas anatolias, mandadas por un tal León, armenio, que sería el futuro emperador León V. Tras la desbandada del ejército imperial, los búlgaros acamparon el 17 de julio bajo las murallas de Constantinopla.

León V, que acababa de ser proclamado emperador a pesar de que su deserción en la batalla había sido la causa de la derrota, propuso a Krum negociar la paz, para lo cual dispusieron un encuentro en el extremo norte de las murallas de la ciudad, junto al Cuerno de Oro, estipulando que ambos debían acudir a la cita desarmados y con sólo unos pocos seguidores, también desarmados. Sin embargo, se trataba de una treta urdida para los bizantinos para acabar con el jan, quien a duras penas logró salir vido de la encerrona. La venganza de Krum por esta traición fue terrible: destruyó todos los barrios de Constantinopla situados fuera de las murallas, así como las ciudades de Hebdomon y Selymbria, y deportó al otro lado del Danubio a todos los habitantes de la ciudad de Adrianópolis, una de las más populosas de la parte europea del Imperio. Sólo la repentina muerte de Krum, el 13 de abril de 814, evitó que sus devastaciones llegasen aún más lejos. Fue sucedido por su hijo Omurtag.

Krum es también conocido por las primeras leyes escritas de Bulgaria, en las cuales podemos ver uno de los primeros ejemplos de política social: aseguraban subsidios a los mendigos y proporcionaban protección frente a la pobreza a todos los búlgaros. Gracias a estas leyes, Krum es recordado como un monarca magnánimo, que reunió a eslavos y búlgaros en un estado centralizado. Bajo su mandato se castigó severamente la embriaguez, la calumnia y el robo. Sus logros hallaron eco en la literatura europea, tanto en la obra de Montaigne como en la de Rabelais, quien describe el estado de Krum como un país donde no existían la traición, la calumnia ni el robo. Krum es el prototipo del personaje de Próspero en La Tempestad de Shakespeare, así como de personajes similares en las obras del alemán Gryphius y el francés Corneille.