Miguel VIII Paleólogo

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Miguel VIII Paleólogo (1225 – 11 de diciembre de 1282) fue el fundador de la dinastía de los Paleólogo que reinó en el Imperio bizantino hasta la caída de Constantinopla en 1453. Restauró el debilitado Imperio en 1261 y lo gobernó hasta su muerte.

[editar] Ascenso al trono

Miguel VIII era el hijo del megas domestikos Andrónico Ducas Comneno Paleólogo y de Teodora Paleologina, nieta de Alejo III Ángelo, el último emperador bizantino legítimo. A pesar de que nuestros conocimientos sobre genealogía bizantina son bastante incompletos, se pueden encontrar hasta 11 emperadores entre los antepasados de Miguel VIII. Era uno de los hombres de más noble estirpe en la Constantinopla de su época, y seguramente habría nacido emperador si no hubiese sido por la conquista latina de Constantinopla en 1204.

A edad muy temprana alcanzó muchas distinciones y llegó a capitanear un cuerpo de mercenarios franceses contratados por el emperador de Nicea. Pocos días después de la muerte de Teodoro II Láscaris en 1259, Miguel, gracias al asesinato de Muzalon (que se supone que el alentó, aunque no está probado), se convirtió en regente, junto con el patriarca Arsenio, del joven emperador Juan IV Ducas Láscaris, que entonces era un niño de ocho años. Poco después sería investido con el título de déspota, para ser finalmente proclamado emperador conjunto con el apoyo de los genoveses.

[editar] Reinado

En 1261, Miguel arrebató Constantinopla al emperador latino Balduino II de Constantinopla, y se hizo coronar con su hijo menor Andrónico como co-emperador. A finales del mismo año, mandó cegar y deportar a Juan Láscaris. A causa de esto, fue excomulgado por Arsenio, condena que no fue levantada hasta seis años después (1268) cuando se nombró un nuevo patriarca. Tras incapacitar de este modo a Juan Láscaris para el trono, Miguel casó a las hermanas de Juan con príncipes extranjeros, para evitar así que sus descendientes amenazasen los derechos de sus propios hijos al título imperial.

Al acceder al trono, Miguel abolió todas las costumbres latinas y restauró muchas de las ceremonias e instituciones bizantinas que habían existido antes de la conquista latina. Su mayor ambición era reconstruir el Imperio griego como un fuerza a tener en cuenta en la política internacional. Pero era consciente del peligro que suponía el Occidente latino, en especial que sus vecinos de Italia (Carlos de Anjou, el Papa Martín IV y los venecianos) se aliasen en su contra; por ello procuró evitar los errores de Manuel I Comneno.

En 1263 y 1264 respectivamente, Miguel, con el apoyo del Papa Urbano IV, firmó las paces con Guillermo II Villehardouin, príncipe de Acaya, y con Miguel, déspota de Epiro, que habían sido incitados a atacarle por el Papa, pero que fueron derrotados en la batalla de Pelagonia en Tesalia (1259). Villehardouin se vio obligado a ceder Mistra, Monemvasia y Maina, en Morea. Posteriormente, Miguel también luchó contra los genoveses y venecianos, cuya influencia en Constantinopla quería reducir, manteniendo el equilibrio de fuerzas entre ambas grupos de italianos.

Con el fin de aproximarse al Papado, y separarlo de sus otros enemigos, Miguel decidió unificar la Iglesia bizantina con la católica: para ello, se firmó una débil unión entre ambas iglesias en el Segundo Concilio de Lyon en 1274. Tomó esta decisión con grandes perjuicios en su Imperio, pues sus prisiones se llenaron con muchas personas fieles a la fe ortodoxa. Durante cierto tiempo pareció que la medida había funcionado, pero finalmente, el Papa Martín IV (que en parte seguía las órdenes de Carlos de Anjou) le excomulgó. Ahora necesitaba una nueva táctica e hizo uso de la diplomacia bizantina para conseguir que los catalanes de Pedro III de Aragón atacasen Sicilia, en las famosas Vísperas sicilianas, partiendo así en dos el reino de Carlos de Anjou.

Al reconstruir el Imperio bizantino, Miguel recuperó la antigua administración sin preocuparse de corregir sus abusos. Así, redujo la ley de las monedas, lo que condujo a la decadencia del comercio bizantino. Murió en Tracia en diciembre de 1282, pero su dinastía se prolongó durante casi dos siglos, un período más largo que el de cualquier otra de la historia romana.

[editar] Familia

En 1253, Miguel VIII se casó con Teodora Ducas Vatatzaina, sobrina-nieta de Juan III Ducas Vatatzés, emperador de Nicea. Huérfana en su niñez, fue educada por su tío Juan III, de quien se decía que la amaba como a su propia hija, y que dispuso su matrimonio con Miguel. Sus hijos fueron:

1. Manuel (h. 1254 – 1259)
2. Andrónico II Paleólogo (1259 – 1332)
3. Constantino (1261 – 1306)
4. Irene Paleologina, casada con el zar Iván Asen III de Bulgaria
5. Ana Paleologina, casada con Demetrio Ángelo
6. Eudoxia Paleologina, casada con el emperador Juan II de Trebisonda
7. Teodora Paleologina, casada con el rey David VI Narin de Georgia e Imereti

Con su amante, una Diplobatatzaina, tuvo dos hijas ilegítimas:

1. Eufrosina Paleologina, casada con Nogai Kan
2. María Paleologina, casada con Abaga Kan

[editar] Fuentes

• Nicol, Donald. The Last Centuries of Byzantium, 1261-1453, 1993
• Vannier, J-F. Les premiers Paléologues (Etudes prosopographiques), 1989