Peleo
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Peleo fue el padre de Aquiles, por lo cual Aquiles es llamado a veces, el "Pélida". Era hijo de Aiacos y de Hendéis reyes de los mirmidones de Egina.
Siendo el aún el joven príncipe mirmidón, Peleo viajó a Ftia, un pequeño país en la costa Egea de Tesalia, donde reinaba Acasto. Allí la mujer de este, Astidamia, se enamoró de él. Sin embargo, Peleo la rechazó. Ante lo cual, presa del despecho, la reina le acusó ante su marido de intentar seducirla. El rey, con intención de vengarse, invitó a Peleo a una cacería a sus territorios en la frontera norte del reino. En el transcurso de la cual los hombres del rey le apresaron, le robaron su espada, valioso regalo de su padre, para luego atarlo y abandonarlo a su suerte; sin caballo y sin comida, en aquel hostil territorio en el que acechaban los centauros. Extrañamente el primero de estos ceres con el que se encontró fue Quirón, de quien pronto se hizo amigo y le ayudó a regresar a casa. Esta se convertiría en una amistad que duraría toda la vida de Peleo, el cual conociendo la sabiduría de Quirón, más adelante le confiaría la educación de su hijo, Aquiles.
Una vez de regreso y a salvo en su hogar del palacio de Egina, relató todo lo sucedido a su padre. El cual, furioso, le consedió el mando de su ejército. De ese modo regresó a Ftía, mató al rey y a la reina por su infamia y se adueñó definitivamente del país, el cual se convertiría en la nueva tierra de los mirmidones que le acompañaron.
En su ejército no solo marchaban mirmidones, sino muchcos otros heroés griegos. Fue así como conoció a Jasón y a los Dioscuros, de los cuales se hizo gran amigo. Llevándole a seguirles como parte de la tripulación de Los Argonautas en su temerario viaje a la Cólquida en busca del Vellocino de oro.
A su regreso de Colquide, Peleo se estableció en Ftia, donde, a la muerte de su padre; fue coronado rey de los mirmidones. Trasladando de Egina a Ftia la capital de su reino.
Cuando Peleo se enamoró de Tetis pidió consejo a Quirón para encontrar la forma de seducirla ya que, como todas las nereidas, podía cambiar de forma a su antojo. Quirón le recomendó que una vez que la tocara y la atrapara no la soltase y, así, cuando se volvió calamar, la detuvo de un brazo y no la soltó hasta que regresó a su forma de mujer, momento en el que Peleo pudo tomarla a la fuerza.
La boda de Peleo y Tetis se celebró en la cueva de Quirón, en el monte Pelión. Casi toda la nobleza griega e incluso los mismos dioses asistieron. Durante la ceremonia Peleo recibió como regalo del centauro, una lanza de fresno hecha por los mismos Hefestos y Atenea. Se celebró en grande, Quirón tañó la lira y las nereidas bailaron toda la noche. Pero aquel feliz momento fue aguado por algo que traería terribles consecuencias. Dioses y hombres habían sido invitados a aquella fiesta, a todos menos a una, Eris, la diosa de la discordia. Y furiosa por eso, urdió un maquiavélico plan para amargar la existencia del mundo. Primero pidió una manzana del jardín de las esperides, las cuales no creyendo que pudiese hacer mucho con ella se la dieron. Pero pronto vieron con horror que se equivocaban. Pues en aquella manzana escribió: "Para la más hermosa" y a urtadillas fue hasta la cueva de Quirón y la hizo aparecer rodeada de luz y de anhelo ante los comenzales, asombrados por el singular suceso. Al verla, Hera, Atenea y Afrodita, alegando cada una ser la más bella, por lo tanto poseedora del premio, se la disputaron. Lo que traería como consecuencia la guerra de Troya.
De la unión de Tetis y Peleo nació el poderoso Aquiles, el cual gracias a que su padre pidió a Quirón que se encargase de su entrenamiento y educación, se convirtió en un habil tocador de la lira y en el más poderoso de todos los guerreros que caminaron sobre la tierra de la grecia mitológica.
Pasaron los años, y Peleo, ya envejecido y cansado, no se animó a participar personalmente en la guerra de Troya. Prefiriendo enviar a Aquiles al mando de los mirmidones una vez los griegos sacaron a este de su escondite y le reclutaron.
No se vuelve a saber de Peleo hasta fin de la guerra, de la cual Aquiles no regresó. Sin embargo su vida alcanzó suficiente para presenciar el glorioso retorno de su nieto, Neoptolemo, del cuál no se sabe si para el momento de encontrarse siquiera le conocía. El famoso joven, de apenas doce años, al que se le atrivuía el papel principal en la toma de Troya, regresó a Ftia para reclamar el reino de su padre. Peleo no parece haber tenido inconveniente y tan pronto como este arribó en costas griegas, abdicó en su favor.
Así el viejo rey, vivió tranquilamente bajo el reinado de su nieto, el cual se casó con Hermíone, la hermosa hija del rey Menelao de Esparta. Sin embargo, esta nunca dio un hijo a Neoptolemo, por el contrario de la esclava de este, Andrómaca, la cual había parido a un niño llamado Moloso. Narra Eurípides, que cuando la celosa reina Hermíone pidió ayuda a su padre, y juntos durante la ausencia de Neoptolemo, intentaron matar Andrómaca y al pequeño, fue el anciano Peleo quien encaró al poderoso rey espartano y por medio de la palabra consiguió que se marchase sin hacerles daño. Entonces fue cuando Andromaca y Moloso huyeron del palacio para pronto perderse rumbo al norte.
Neoptolemo, frustrado porque su esposa no le daba hijos, decidió pedir consejo al óraculo de Delfos. Dentro del cual fue asesinado por Orestes. Entonces, Peleo, ya en sus últimos días, no quedándole decendientes, y no quriendo por nada del mundo dejar sus tierras a Menelao, pensó que los más sensato era heredárselas al sirviente de más confianza que había poseído Neoptolemo. Fue así como a la muerte de Peleo, Heleno, antiguo principe de troya, luego esclavo del hijo de Aquiles, recobró su dignidad convirtiéndose en el rey de Ftia.
