Prometeo encadenado
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Prometeo encadenado es una obra de la antigua Grecia, tradicionalmente atribuida a Esquilo, pero actualmente es considerada por muchos eruditos el trabajo de otra mano, quizás durante el siglo IV adC. Sin embargo, todavía es incluida normalmente en las ediciones de Esquilo. Hay pruebas que era la primera parte de una trilogía, pero de las otros dos partes, Prometeo liberado y Prometeo portador del fuego, sobreviven sólo fragmentos.
La obra está basada en el mito de Prometeo, un titán que dio el regalo del fuego a los mortales y fue castigado por eso por el dios Zeus. Prometeo (cuyo nombre quiere decir 'la previsión') poseyó el conocimiento profético de la persona que un día derrocaría a Zeus, pero rechazó divulgar esta información.
[editar] Leyenda
Prometeo es conocido en la mitología griega como benefactor de la humanidad, hijo del titán Jápeto y la titánide Temis. El mito de Prometeo es uno de los más conocidos, no sólo había engañado a los dioses haciendo que recibieran la peor parte de cualquier animal sacrificado y los seres humanos la mejor (en una pila, Prometeo colocó las partes comestibles de un buey y las recubrió con el vientre del animal, en otra puso los huesos y los cubrió con grasas; al pedirle a Zeus que eligiese entre las dos, el dios opto por la grasa y se sintió muy disgustado al descubrir que esta cubría pila de huesos), sino que también había robado el fuego para entregárselo a los mortales. Prometeo roba el fuego telúrico, aquel que surge de los volcanes, de la forja de Hefesto, introduciéndolo en una caña. Por este acto es que Zeus lo castiga a permanecer eternamente encadenado a una roca del Cáucaso, que según Hesíodo, el padre de los dioses queriendo destruir la raza humana y la había privado del fuego. Etimológicamente, el nombre del titán proviene de "Pro", antes y "Metheus", cuidado, previsor. Es Prometeo, que sacando a la humanidad en la oscuridad que se hallaba, ha traído el fuego que libera del miedo y permite el progreso. Asciende así a la categoría de un titán mártir que se enfrenta a un dios todopoderoso, arbitrario e injusto. "Por mi propia voluntad, por mi voluntad erré. No voy a negarlo. Por defender a los mortales, yo mismo encontré mis tormentos" (v. 266-267). Comete un error (hamantía) que se castiga con la tortura de soportar, parado en una desolada roca, los ataques continuos del águila de Zeus que le devora cada día el hígado el cual se vuelve a renovar durante la noche, y según la expresión de Esquilo, llega al saber a través de la experiencia dolorosa, necesaria para la adquisición de toda sabiduría. Pero hay un vínculo entre los dos personajes centrales de la obra: Prometeo y Zeus, aunque este último no aparezca, es a él que Prometeo se dirige cuando habla; y es que Prometeo conoce el destino.
Esto sucede en Prometeo liberado, obra que no se pudo encontrar y sería la continuación de Prometeo encadenado, la trilogía se completaría con Prometeo portador del fuego que también se perdió. Este tema del secreto es el tema central que constituye el eje por donde giran todos los personajes de la primera parte.