Tracción
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- Para otros usos de este término, véase Tracción (desambiguación).
En ingeniería se denomina tracción al esfuerzo a que está sometido un cuerpo por la aplicación de dos fuerzas opuestas que tienden a estirarlo.
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Todo cuerpo sometido a un esfuerzo sufre deformaciones por efecto de su aplicación. La tracción produce un alargamiento en el sentido de la actuación de las fuerzas que la provocan. Cuando se trata de cuerpos sólidos, las deformaciones pueden ser permanentes o no: en el primer caso, el cuerpo en cuestión se comporta de forma plástica, de modo que tras el cese del esfuerzo de tracción se mantiene el alargamiento sufrido; en caso contrario se dice que el cuerpo es elástico, de manera que, cuando desaparece el esfuerzo de tracción, aquél recupera su primitiva longitud (en la práctica siempre queda una cierta deformación remanente que en el caso de sólidos elásticos es despreciable).
La relación entre la tracción que actúa sobre un cuerpo y la deformaciones que produce se suele representar gráficamente mediante un diagrama de ejes cartesianos que ilustra el proceso y ofrece información sobre el comportamiento del cuerpo de que se trate.
[editar] Resistencia
Para determinar la resistencia se utiliza el valor de la resistencia a rotura, esto es, el cociente entre la carga máxima que ha provocado la rotura del sólido por tracción y la superficie de la sección transversal inicial del mismo.
[editar] Comportamiento de los materiales
Son muchos los materiales que se ven sometidos a tracción en los diversos procesos mecánicos. Especial interés tienen los que se utilizan en obras de arquitectura o de ingeniería, tales como la roca, el hormigón, el acero, la madera, diversos metales, etc.
Cada material posee cualidades propias que definen su comportamiento ante la tracción. Algunas de ellas son:
- la elasticidad o plasticidad.
- módulo de elasticidad
- ductilidad
- fragilidad
Catalogados los materiales conforme a tales cualidades, puede decirse que los de textura pétrea, bien sean naturales o artificiales como el hormigón, se comportan mal frente a esfuerzos de tracción, hasta el punto que la resistencia que poseen no se considera en el cálculo.
Por el contrario, el acero soporta perfectamente la tracción y se considera uno de los materiales idóneos para ello. El acero en barras corrugadas se suele emplear en conjunción con el hormigón para prestarle a éste la capacidad resistente de la que carece, dando lugar al hormigón armado.