Álvaro García (poeta)
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Su obra poética se compone de: Pelea de negros en un túnel (1984), Para quemar el trapecio (1985), Morir en la llanura (1986), La dulce edad (1986), Bajo un tema de Foix (1986. Cuadernillo en edición de 100 ejemplares, que es una traducción/recreación de un soneto de J. V. Foix), La noche junto al álbum (1989, premio Hiperión. Libro que puede considerarse como el de llegada a la madurez poética), Tiempo claro (1993), Con el tiempo (1994. Antología de su obra -en la que están representados todos sus poemarios, a excepción de Morir en la llanura-, más un poema inédito), Intemperie (1995), Poesía (1995. Breve antología de su obra), Para lo que no existe (1999), Caída (2002) y El río de agua (2005). Ha sido incluido en las antologías La generación de los 80, Fin de siglo, 10 menos 30, La nueva poesía, La lógica de Orfeo y Poesía española reciente (1980-1990). Tanto con Para lo que no existe como con Caída resultó finalista del Premio Nacional de Poesía. El primero puede considerarse su obra maestra; este libro habla de lo que en principio no existe pero lo necesita o está a punto de mostrar, desde lo real, un más allá de vida o de expresividad o luz final o forma sin hacer; sus poemas buscan la mayor tensión por medio de la perfecta selección léxica, tensión que se manifiesta en piezas como "Regreso", "Destino", "Galeones", "Confesión", "El puerto", "Réquiem", "Al descuido del tiempo", "Va para largo", "Gato en el hombro" y "La estación". Caída recrea una ruptura amorosa con la posterior mudanza, hecho que se abstrae para significar la mudanza de todos los significados, la caída en la conciencia del tiempo y en el simple estar; aunque dividido en seis cantos, se trata de un poema largo, al igual que El río de agua, mosaico de realidades que componen un único río, una única fluencia hacia la plenitud, hacia la música, hacia la muerte.
La antedicha tensión puede provenir de la simple contemplación de un trozo de cuarzo ("Regreso"), contrastando la eternidad de este con la fugacidad del observador, o del contacto con un gato en "Gato en el hombro", que reza:
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- Cuando este gato elige
- la oculta irradiación de tu tristeza,
- su pelaje te salva de ti mismo.
- Después se lleva al ático,
- mansamente, el voltaje de tu pena,
- la corriente del no que por tu sangre
- le dice no a las cosas de este día.
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- Después lo oyes llorar tras de la puerta
- y te cuesta pensar que es sólo él.
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Como traductor destacan sus ediciones de Larkin, Auden, Atwood y K. White. Ha debutado en 2005 como ensayista literario con Poesía sin estatua. Ser y no ser en poética, extraído de su tesis doctoral, donde se expone el paso de la experiencia vital a la poemática.
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