Dyeserjeperura Horemheb

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Horemheb. Museo de Luxor

Faraón egipcio, el último rey de la XVIII Dinastía egipcia, gobernó las Dos Tierras durante 27 largos años. Era de orígenes más o menos modestos, y no estaba emparentado con ningún miembro de la familia real. Su nombre de coronación fue Dyeser-Jeperu-Ra Hor-Em-Heb.

Las primeras menciones que tenemos de él datan del reinado de Amenhotep IV, más tarde llamado Ajenatón. Horemheb habitaba en la nueva capital del reino, Ajetatón, y era el comandante de las tropas y una de las cabezas visibles del ejército. No obstante, hay que eliminar la imagen que comúnmente se tiene de él, de un hombre rudo y belicista que, aunque leal al llamado rey hereje, no deja de reprocharle su debilidad. Horemheb era un cortesano cultivado, además de un escriba real, y no había sitio para la rudeza y el campechanismo en la recatada corte egipcia, sembrada además de intrigas palaciegas.

En el reinado de Tutanjamón el general Horemheb salta a primera escena y, junto con otra fantasmal presencia, la del visir Ay, acaparan todo el poder en sus manos, dominando por completo al rey-niño. Se desconoce la relación exacta entre estos dos poderosos personajes (¿rivales o aliados?), pero es cierto que juntos vieron crecer sus figuras durante diez largos años, hasta convertirse en auténticos reyes virtuales del país.

Parece ser que la muerte de Tutanjamón pilló por sorpresa a Horemheb, y el astuto Ay aprovechó esto para autoproclamarse faraón inmediatamente, ya que el adolescente había muerto sin descendencia conocida. Es bien sabido las prisas que se dio el anciano visir para vestir la doble corona, pues ya se hizo representar en la tumba de Tutanjamón como siguiente rey, y no dudó en casarse con la viuda y más tarde silenciarla. Pero la miel no le duró mucho en los labios a Ay, pues sólo reinó 4 años debido a su avanzada edad.

El sucesor natural de Ay parecía ser su hijo varón, Najtmin. Sin embargo, es posible que el propio Ay asociase al trono a Horemheb o que al menos le facilitase la tarea, pues el único obstáculo serio del general —no pertenecer a la familia real— fue evitado al casarse en segundas nupcias con la hija de Ay, Mutnedymet, hermana de la gran esposa real de Ajenatón, la bella Nefertiti. Se sabe que antes de Mutnedymet, Horemheb estaba casado con una tal Amenia, pero es posible que ya hubiera muerto por entonces. No hay que olvidar que el ahora recién coronado rey debía de ser ya de edad madura.

Lo primero que hizo Horemheb al subir al trono fue borrar de las Listas Reales los nombres de los reyes heréticos, protagonistas en menor o mayor grado del llamado Cisma de Amarna: Ajenatón, Smenkara, Tutankmón y Ay. Teóricamente, Horemheb era el directo sucesor de Amenhotep III y no gobernó 27 años, sino 58 (sumando a sus años los de los reyes desaparecidos). Acabó por devolver todos sus privilegios a Amón, y comenzó a planificar la destrucción de Amarna, la capital erigida por Ajenatón, cosa que realizaron sus sucesores. Además, recuperó en cierto modo el peso internacional del país, al reemprender la conquista de Palestina sur. y planificar las futuras reconquistas de la Siria.

Horemheb ha pasado a la historia como un rey que gobernó con mano de hierro y cierta dureza, pero que logró recuperar casi completamente la situación del país algo abandonada desde tiempos de Ajenatón. Fue enterrado en una bellísima tumba KV57 en el Valle de los Reyes, pero su momia aún no se ha encontrado, y es una de las grandes ausentes entre las de los grandes faraones del Imperio Nuevo.

Horemheb fue sucedido por su visir Paramesu, que tomó el nombre de Ramsés I y fundó la siguiente dinastía. No se le conoce descendencia directa al último rey de la brillante y famosa XVIII Dinastía, pero se sospecha que tuvo una hija, de nombre Tanedyemy, que fue emparentada con la nueva casa real.