Gil Álvarez de Albornoz
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Gil Álvarez de Albornoz y Luna (* Cuenca, 1310 – † Viterbo, 24 de agosto de 1367), arzobispo de Toledo y cardenal de la Iglesia Católica .
Descendiente por vía paterna de Alfonso V de León y por vía materna de los Reyes de Aragón, estudió leyes en Tolosa y gracias a las influencias de su poderosa familia inició su brillante carrera eclesiástica como archidiácono de Calatrava para continuar, desde 1338, como arzobispo de Toledo dignidad desde la que actuó como consejero de Alfonso XI de Castilla, con el que colaboró militarmente en las batallas que entre 1340 y 1350 se desarrollaron en el sur de la península Ibérica contra los árabes y que lograron la conquista de Algeciras y de Tarifa.
En 1450, con la subida al trono de Pedro I el Cruel, Albornoz tuvo que exiliarse en Avignon al enfrentarse al nuevo monarca castellano con motivo de la relación extramatrimonial que este mantenía con María de Padilla.
[editar] Legado en Italia (1ª etapa)
En Avignon, el papa Clemente VI lo nombró, el 17 de diciembre de 1350, cardenal de San Clemente y, el 30 de julio de 1353, lo designa legado papal y vicario general en Italia, adonde se dirige con el objetivo de restaurar la autoridad papal en los Estados Pontificios y especialmente con la tarea de someter al prefecto de Roma Giovanni di Vico con quien, tras derrotarlo en la Batalla de Orvieto , firmó el tratado de Montefiascone en el que este reconocía la soberanía pontificia.
Entretanto había fallecido en Avignon el papa Clemente VI, siendo elegido sucesor Inocencio VI quien decidió enviar a Italia al extribuno romano Cola di Rienzo que se encontraba prisionero en Avignon condenado a muerte, con la idea de que le prestara ayuda al cardenal Albornoz. Sin embargo la actuación en Roma de Rienzo provocó un motín en el que fue asesinado.
Albornoz instauró en Roma el tradicional gobierno en el que dos cónsules, elegidos entre las familias nobles de la ciudad, detentaban el poder. Asegurada la situación en la ciudad dedicó su atención a la recuperación de las restantes ciudades y territorios italianos, logrando entre 1356 y 1357 la recuperación de casi todos los Estados Pontificios.
En 1357 cuando intentaba la recuperación de Forli, recibió la noticia de que había sido sustituido como legado papal en Italia, por el cardenal y abad de Cluny, Androin de la Roche.
[editar] Constitutiones Aegidianae
Antes de regresar a Avignon, Albornoz se reunió con todos los vicarios de los territorios pontificios entre el 29 de abril y el 1 de mayo de 1357. En el transcurso de esta asamblea publicó sus famosas Constitutiones Sanctae Matris Ecclesiae, más conocidas como Constitutiones Aegidianae en las cuales establece el régimen político de los Estados Pontificios.
Esta norma jurídica, que tendrán validez jurídica hasta 1816, dividía los Estados Pontificios en cinco provincias: Campania y Marítima, Ducado de Spoleto, Marca de Ancona, Patrimonio de San Pedro y Romaña.
Cada una de estas provincias estaba gobernada por un Rector designado personalmente por el Papa y que se encargaba del nombramiento de un Consejo compuesto por siete Jueces, que para evitar la corrupción, no podían pertenecer a la provincia en la que desarrollarían sus funciones. El rector también se encargaba también del nombramiento del jefe de la fuerza armada de la provincia, especificándose que dicho cargo no podría recaer en uno de sus parientes.
[editar] Legado en Italia (2ª etapa)
La labor de su sucesor en Italia, el abad de Cluny, supuso un autentico fracaso por lo que Gil de Albornoz volvió a quedar al frente de los asuntos de la Iglesia en Italia en diciembre de 1358, logrando en los dos años siguientes, tras la conquista de Forli y de Bolonia, que todos los territorios pontificios volvieran a quedar bajo la autoridad papal. En 1362 falleció Inocencio VI ,y tras rechazar Gil de Albornoz la tiara que le fue ofrecida, resultó elegido Urbano V quien al año siguiente lo vuelve a sustituir por el abad de Cluny quedando Albornoz como legado en Nápoles.
Falleció en Viterbo, el 24 de agosto de 1367, dejando todos sus bienes al Colegio Español de Roma, institución en cuya fundación había participado y que sigue hoy en día desarrollando los fines para los que fue creado. Sus restos fueron posteriormente trasladados a Toledo.
