Trilla
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Se denomina trilla a la operación que se hace con los cereales, tras la siega o cosecha, para separar el grano de la paja.
En el sistema tradicional, los haces se extendían en la era formando aproximadamente un círculo, y sobre la parva formada se empleaban diversos sistemas para separar el grano de la paja[1]:
- Golpeando las gavillas de cereal contra una piedra majadera, o una tabla llamada tarugo majadero. Las gavillas se sujetaban con las dos manos un manojo cogido por el bálago, y la espiga se sacudía contra la superficie de majar; así, ésta se desgranaba y soltaba la semilla[2]. Se usaba para pequeñas cantidades y tenía la ventaja de que la limpia posterior era más fácil. Aunque el procedimiento no era tan efectivo como los otros sistemas, pues dejaba algunos granos en las granzas.
- Haciendo pisotear la mies esparcida por la era a recuas de bueyes o caballerías. Este tipo de trilla se usaba en el Antiguo Egipto y en la Antigua Roma (como acabamos de ver); en la Meseta española se empleó este sistema para pequeñas cosechas de garbanzos y cebada (ya que ésta se desgrana con mayor facilidad que el trigo y, a veces, no es necesario más instrumentos): «En las partes donde ay yeguas, trillan con dos, ò tres varillas, que cada varilla ∫on doze yeguas, y de e∫ta manera en un dia, haziēndo buen tiempo, trillaràn cinquenta, ha∫ta cien cargas de trigo»[3]. Otro ejemplo: «El trigo no se trilla mediante trillos sino se quiebra por los caballos que se arrean en rueda en número de cien hasta doscientos en el lugar donde yacen las espigas. Con esto se ahorra mucho tiempo y trabajo»[4].
- La trilla con mayal: el mayal es un sencillo apero compuesto por un mango de madera largo y fino atado a una maza, también de madera, más corta y estrecha, con la que se golpea la parva hasta separar la semilla del tallo. Conocido, probablemente, desde el Neolítico, es el instrumento más usual en Europa Occidental y en todo el Viejo Continente. Según los estudios de del etnólogo sueco, Dag Trotzig[5], la Península Ibérica es la zona en la que el mayal está menos extendido. Se usa sobre todo en las zonas del norte (desde Galicia, al Pirineo catalán) y en las montañas; también se da en diversas comarcas de Portugal. El mayal, junto con el palo de majar, era un instrumento propio de agricultores modestos o jornaleros, pues los más acomodados usaban el trillo.
 Martirologio de la abadía francesa de Saint-Germain-des-Prés (siglo XIII) |
- La trilla con trillo: El trillo consistía en una plancha de madera, cuya superficie inferior tenía incrustadas una gran cantidad de piedrecillas cortantes, habitualmente lascas de sílex y el frente curvado hacia arriba como un trineo. Los trillos eran arrastrados por caballerías o bueyes sobre la parva extendida en una era, y conducidos por un "trillique", que era generalmente un rapaz, todavía pequeño para hacer la siega, labor más dura.[5].
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Tras la trilla se hacía la limpia por medio del aventado, que consistía en lanzar al aire la mezcla de paja y grano obtenida; la brisa más ligera era capaz de arrastrar la paja a un lado, mientras que el grano caía en el mismo lugar.
Hacia los años 30 todas estas labores eran manuales. Con la maquinización agraria, a partir de los años 40, comenzaron a difundirse segadoras mecánicas, aunque la trilla siguió siendo tradicional. La limpiar por aventado, en cambio, lo hacía otra máquina, la «beldadora». Modernamente las cosechadoras, hacen toda la labor, desde la siega hasta la separación del grano y de la paja, que dejan sobre el terreno en sacos y pacas, respectivamente, para su recogida. También es habitual que el grano sea mantenido en la propia máquina desde donde, periódicamente, se pasa a una tolva arrastrada por un tractor.
Con estos cambios, un campo que antiguamente necesitaba 70 personas trabajando durante 15 ó 20 días, se cosecha ahora en un día o dos, con una máquina y dos personas.
Ver también:
[editar] Referencias
- ↑ González Torices, José Luis y Díez Barrio, Germán: "Capítulo IV, La Trilla", en Aperos de madera.- Ámbito Ediciones, para la Junta de Castilla y León, 1991.- ISBN 8486770483 (páginas 135-161)
- ↑ No nos resistimos a recordar como la locución tarugo majadero ha derivado en insultos coloquiales, ya desde antiguo. De hecho, Miguel de Cervantes escribió un entremés titulado Pedro de Urdemalas (1615) que narra las aventuras de un gitano aventurero, pícaro y cínico, que vive de hacerse pasar por lo que no es, en el ambiente costumbrista de un pueblo castellano. Lo que más nos interesa reseñar, al margen de las múltiples cualidades del escrito, es la presencia de dos regidores llamados Sancho Macho y Diego Tarugo, cuyos apellidos hacen referencia directa al acto de machar o majar el cereal en un tarugo. Sin duda un guiño genial de este escritor universal.
- ↑ Fray Miguel Agustín (1722; traducción al castellano de otra que el mismo autor sacó a luz en catalán en 1617), Libro de los secretos de Agricvltvra, casa de campo y pastoril, Barcelona, en la imprenta de Juan Piferrer. Facsímil de la Editorial Maxtor (Valladolid). ISBN 8495636549. (página 176)
- ↑ Es la única referencia que he encontrado sobre la trilla en América, concretamente en: Dobrizhoffer, Martín (1967), De la cría artificial de mulas y sus propiedades ( en «Historia de los Abipones», vol. I) (Biblioteca Virtual del Paraguay ed.), Asunción (Paraguay), Imprenta de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, república Argentina [acceso el 11 de julio de 2006]
- ↑ a b Caro Baroja Julio (1983), Tecnología popular española, Editorial Nacional, Colección Artes del tiempo y del espacio, Madrid. ISBN 8427605889. (páginas 94 a 98)
