Volumen (libro)
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Un volumen era una tira material (hueso, madera, cerámica, etc.) que servía de soporte de una escritura—casi siempre a base de papiros ya que se enrollan de forma natural.
La longitud de un rollo puede tener varios metros mientras que su largo/alto es de unos 30 a 40 centímetros. Si la escritura es vertical el lector tiene la parte del rollo que corresponde al principio del texto en la mano izquierda, y el final del mismo en la mano derecha.. Si la escritura es horizontal, el principio del texto está en el rollo superior, el fin del mismo en el rollo inferior.
La fuente, casi única, de la caña que se utilizaba para los papiros estaba en el valle del Nilo, en Europa se agotó tras la invasión de los árabes en el siglo VII, después de haber sido utilizada para la confección de los volúmenes durante una treintena de siglos.
Hacia el siglo III, el Códice de pergamino empezó a sustituir al volumen que tenía el inconveniente de que obligaba a un lectura secuencial de los diferentes textos escritos unos a continuación de los otros. El códice tenía la ventaja de que permitía hojear el libro y acceder a cualquier parte del mismo.
Fácilmente reproducible, gracias a la impresión del papel sobre madera o metal, se convirtió en el libro impreso que, a finales del siglo XV, conmocionó a la economía del saber y de la transmisión.
La forma de lectura de un volumen tuvo su inesperada reinterpretación muy parecida (entendido de manera abstracta) a la forma de leer que se hace a través de una pantalla de ordenador a partir de 1960.
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