Plan Zeta
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- «Plan Z» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Plan Z (programa de televisión).
El Plan Zeta es el nombre atribuido a unos documentos divulgados por los militares que perpetraron el golpe de Estado de 1973 en Chile. Estos documentos describen un supuesto plan de llevar a cabo una gran insurrección armada, un autogolpe, por parte del gobierno de Salvador Allende.
La supuesta existencia del plan fue revelada el 17 de septiembre de 1973, mediante su filtración por parte del servicio de inteligencia de la Armada al corresponsal en Concepción de los diarios El Mercurio y Las Últimas Noticias, Julio Arroyo Kuhn[1]. Los documentos del Plan Zeta serían publicados ese mismo año por la Secretaría General de Gobierno, durante el Régimen Militar, como parte del "Libro blanco del cambio de gobierno de Chile".
La existencia del supuesto plan fue utilizada por los partidarios del régimen como justificación para el golpe de Estado de 1973. Sin embargo, según el informe de la Comisión Nacional sobre Presión Política y Tortura (Comisión Valech), publicado el 28 de noviembre de 2004, los contenidos del Libro blanco serían sólo "propaganda" y, además, afirma que sus supuestas revelaciones "nunca han podido ser validadas empíricamente"[2].
Tabla de contenidos |
[editar] Etapas
El cuerpo principal de dicho plan cuenta con 6 hojas mecanografiadas, las cuales tienen un extenso número 2 cubriendo toda la página, sin dificultar su lectura. Esta sería una medida de seguridad para reconocer alguna posible copia o filtración.
El documento que hace mención al plan está organizado en tres etapas, las que se darían inicio de acuerdo a las siguientes eventualidades:
- Plan Z-A: Autogolpe, con motivo de instaurar la dictadura del proletariado.
- Plan Z-B: Posible asesinato del presidente Salvador Allende.
- Plan Z-C: La invasión por parte de algún país foráneo con ayuda interna.
El primer paso de Zeta, independiente de los motivos que provocaran su puesta en marcha, consistía en la eliminación física de los altos mandos nacionales, altos mandos provinciales y jefes de unidades de las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Orden y Seguridad. Posteriormente, se tomaría control de los cuarteles y naves de guerra por parte de células paramilitares identificados como NPE-3Z. Se cortarían las carreteras para evitar la comunicación terrestre entre las ciudades de Chile y se sabotearían las líneas férreas y aeropuertos.
Los planes anexos consistían en la eliminación física de civiles opositores al gobierno de Allende. La inmovilización de barrios identificados con la derecha chilena, para su posterior exilio o ejecución, junto a la puesta en marcha de sistemas de seguridad para la protección de Allende y de su grupo de amigos personales, GAP.
[editar] Origen
Según el libro El Magnífico, publicado en Francia por el cubano Juan Vives, ex-miembro de los servicios de inteligencia cubanos, que desertó en 1979, este plan habría sido gestado y organizado en Cuba. El objetivo era repetir la revolución cubana de 1959 en tierras chilenas, con apoyo militar directo del Ejército cubano liderado por Fidel Castro.
[editar] Difusión
La existencia de este supuesto plan fue revelada el 17 de septiembre de 1973, mediante su filtración por parte del servicio de inteligencia de la Armada a Julio Arroyo Kuhn, corresponsal en Concepción de los diarios El Mercurio y Las Últimas Noticias. La noticia fue difundida en dichos medios de comunicación social.
"Un plan destinado a decapitar la cúpula militar y eliminar a la oposición al gobierno de Allende, fue descubierto al parecer en los archivos del Palacio Presidencial, se informó en buena fuente" —Las Últimas Noticias
"El descerrajamiento de la caja fuerte de la Subsecretaría del Interior dejó al descubierto el minucioso plan elaborado para que se cumpliera el 17 de septiembre, a fin de asesinar simultáneamente a los jefes de las Fuerzas Armadas, políticos de oposición, periodistas y profesionales que discreparan con el gobierno depuesto" —El Mercurio
Los documentos del Plan Zeta serían publicados ese mismo año por la Secretaría General de Gobierno, durante el Régimen Militar, como parte del "Libro blanco del cambio de gobierno de Chile".
[editar] Autenticidad
Los proponentes de la autenticidad del documento aluden a la existencia de grupos armados de extrema izquierda durante el gobierno de Salvador Allende para justificar la verosimilitud de dicho plan. De esta forma, la existencia de dichos grupos sería la prueba de la existencia del Plan Zeta:
- Diversos dirigentes de la Democracia Cristiana, la cual apoyó el golpe de 1973, aprobaron el derrocamiento de Allende basándose en su creencia en la existencia de grupos combatientes de extrema izquierda que pretendían llevar el país a una dictadura comunista. Así, Patricio Aylwin, posteriormente presidente de Chile, señalaba el 24 de septiembre de 1973 al diario NC News Service, de Washington: "La verdad es que la acción de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Carabineros no vino a ser sino una acción preventiva que se anticipó a un autogolpe de Estado, que con la ayuda de milicias armadas con enorme poder militar de que disponía el Gobierno y con la colaboración de no menos de 10,000 extranjeros que había en este país pretendían o habrían consumado una dictadura comunista". Por su parte, Eduardo Frei Montalva, también presidente de Chile, señalaba poco después (el 1 de octubre del mismo año) a un diario español que "El marxismo, con conocimiento y aprobación de Salvador Allende, y acaso con instigación de Allende, había introducido en Chile innumerables arsenales, que se guardaban en viviendas, oficinas, fábricas y almacenes. El mundo no sabe que el marxismo chileno disponía de un armamento superior en número y en calidad al del Ejército. Un armamento para más de 30,000 hombres, y el Ejército normalmente no pasa de esa cifra. Los militares han salvado a Chile y a todos nosotros, cuyas vidas no son tan importantes como la de Chile, pero que son vidas humanas y muchas, y todas, amenazadas perentoriamente".
- La Comisión de Seguridad de la OEA, controlada por Estados Unidos, señaló en 1974 que "las fuerzas armadas clandestinas en Chile eran muy numerosas y estaban integradas por muchos extranjeros ingresados ilegalmente al país y estimados en 12.000 o más". Los Estados Unidos habían apoyado también el golpe mediante operaciones encubiertas de la CIA.
Dirigentes izquierdistas de la época señalaron la existencia de dichos grupos, reduciendo sin embargo su fortaleza:
- El ex-ministro de economía del gobierno de Allende, Orlando Millas, señala en sus Memorias 1957-1991: "Condujimos a muchachos, jóvenes militantes del Partido Comunista para que fueran preparados militarmente en Cuba, conduciéndolos posteriormente a quemarse en Chile en batallas imposibles y no tenemos derecho a criticarlos porque somos los que asumimos la responsabilidad, estremecedora, de plantearles, siendo adolescentes, que el camino para ser dignos de su pueblo debería recorrerse empuñando las armas".
- En tanto, el presidente del Partido comunista de esos años, Luis Corvalán, señalaría en sus memorias llamadas De lo vivido y lo peleado, en 1977, que "Por primera vez, el informe de este Pleno del Partido abordó el tema militar en forma pública y como una de las más importantes cuestiones políticas. Dimos cuenta que a la altura del golpe del 11 de septiembre disponíamos de alrededor de mil compañeros que sabían manejar armas automáticas y poseían algunos conocimientos de estrategia y táctica para la lucha armada, y que otros dos mil militantes tenían cierto entrenamiento en el manejo de armas cortas, en la defensa personal y en acciones callejeras. Informamos, además, que disponíamos de cierta cantidad de fusiles automáticos y granadas. Para algunos compañeros no era prudente entregar esta información. Pero la Comisión Política decidió darla, señalando al mismo tiempo como un vacío histórico de nuestro Partido el hecho de no tener un claro conocimiento del mundo militar y carecer de una política militar."
El informe de la Comisión Valech reconocería en efecto que en Chile hubo intentos de insurrección armada por parte de grupos de extrema izquierda, aunque estima que las armas en su poder "en ningún caso alcanzaban a pertrechar a un grupo en condiciones de amenazar a un ejército profesional"[3].
Según el historiador Gonzalo Vial, la junta militar se opuso desde un primer momento a la divulgación de los documentos, pero él, junto a otros investigadores y al apoyo de la revista Qué Pasa pudieron sacarlos a la luz pública. Sin embargo, años después, en 1997, el ex-director de El Mercurio Arturo Fontaine afirmaría no tener clara la autenticidad o fraude de los documentos, calificando al Plan Zeta de "incógnita" (en el diario La Nación expresó que: "No tengo ninguna prueba de que haya existido el Plan Z. En ese momento se daba como un hecho cierto. Para mí es hoy una incógnita").
El capítulo 3 del informe de la Comisión Valech se refiere al uso de la violencia por parte de partidos y movimientos de izquierda y al Plan Zeta.
"No puede ignorarse que los sectores más radicalizados de la derecha y de la izquierda hicieron alarde, desde los años sesenta, de una retórica belicista que favoreció la validación del uso de la violencia [...] En lo tocante a la izquierda, hubo quienes proponían acentuar las tensiones internas para alcanzar el punto culminante de un enfrentamiento final [...] En cuanto al MIR, desde fines de los años sesenta emprendió acciones armadas, más visibles por su impacto noticioso que por su arrastre efectivo entre la población y por su real potencia bélica [...]"
"La política comunicacional de la Junta Militar magnificó el peligro inminente de guerra civil. De ahí la publicación del Libro Blanco y su alusión al denominado Plan Z, que incluía documentos confidenciales presuntamente hallados después del golpe militar, en donde se habría consignado que la Unidad Popular planeaba dar inicio a la guerra civil el día 17 de septiembre. De esta forma, cualquier acción subversiva pasaba a servir como estímulo a un estado de miedo colectivo" —Capítulo 3 del Informe de la Comisión Valech
[editar] Referencias
- Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura: "Capítulo III: Contexto", en Informe de la Comisión.- Santiago de Chile, 2004.- [1] (en PDF)
- Herreros, Francisco: "La Prensa Canalla en Chile y la violación de los Derechos Humanos", en Semanario El Siglo.- Santiago de Chile, 2003.- [2]
- Spataro, Mario: "Capítulo IV: El autogolpe que Allende no pudo realizar", en Pinochet. Las "incómodas" verdades.- Edizioni Settimo Sigillo, 2003.- [3] (en PDF)
[editar] Notas
- ↑ Herreros, Francisco: La Prensa Canalla en Chile y la violación de los Derechos Humanos.
- ↑ Informe de la Comisión Valech, Capítulo III, p. 163.
- ↑ Ibídem, p. 165.
