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Ciclón tropical - Wikipedia, la enciclopedia libre

Ciclón tropical

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En meteorología, un ciclón tropical es un sistema de tormentas con una circulación cerrada alrededor de un centro de baja presión. Los ciclones tropicales extraen su energía de la condensación de aire húmedo produciendo fuertes vientos. El nombre tiene su origen en los Trópicos y su naturaleza Ciclónica. Se distinguen de otras tormentas ciclónicas como las bajas polares por el mecanismo de calor que las alimenta, que las convierte en sistemas tormentosos de "núcleo cálido". Dependiendo de su fuerza y localización, un ciclón tropical puede llamarse depresión tropical, tormenta tropical, huracán o tifón, además de otros nombres.

Los ciclones tropicales pueden producir vientos extremadamente fuertes, tornados, lluvias torrenciales (que pueden producir inundaciones y avalanchas de barro), y producen marejada ciclónica en áreas costeras. Aunque los efectos en las poblaciones y barcos pueden ser catastróficos, los ciclones tropicales son conocidos por aminorar las condiciones de sequía. Extraen el calor de los trópicos, y son un mecanismo importante de la circulación atmosférica global que mantiene en equilibrio el medio ambiente.

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Tabla de contenidos

[editar] Mecánica de los Ciclones Tropicales

Los huracanes se forman cuando la energía expulsada por la condesación del aire cálido en elevación causa un bucle de alimentación positiva. El aire se calienta, elevándose aún más, lo que conduce a más condensación. El aire que fluye hacia el exterior de esta "chimenea" vuelve a superficie, formando vientos muy fuertes.
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Los huracanes se forman cuando la energía expulsada por la condesación del aire cálido en elevación causa un bucle de alimentación positiva. El aire se calienta, elevándose aún más, lo que conduce a más condensación. El aire que fluye hacia el exterior de esta "chimenea" vuelve a superficie, formando vientos muy fuertes.

Estructuralmente, un ciclón tropical es un gran sistema de nubes en rotación, viento y tormentas. Su fuente primaria de energía es la expulsión de calor condensado del vapor de agua que se condensa a grandes altitudes, calor derivado en definitiva por el propio Sol. Además, un ciclón tropical puede ser intrepretado como una gigante máquina térmica vertical soportado por la mecánica y fuerzas físicas como la rotación y gravedad de la Tierra. La condensación conduce a mayor velocidad de vientos, ya que una pequeña fracción de la energía expulsada se convierte en energía mecánica [1]. Los vientos más rápidos y presiones más bajas asociadas con ellos causan una mayor evaporación en superficie. Mucha de la energía expulsada conduce las corrientes de aire, lo que aumenta la altura de las nubes, acelerando la condensación [2]. Esto permite que aumenten los factores que proveen al sistema con la energía necesaria para ser autosuficiente y causar un bucle de alimentación positiva donde puede obtener más energía siempre que la fuente de calor, agua cálida, persista. Los factores como una ausencia continuada de equilibrio en la masa de distribución de aire darían también energía de soporte al ciclón. La revolución órbital de la Tierra causa que el sistema gire, un efecto conocido como el efecto Coriolis, dando una característica ciclónica y afectando a la trayectoria de la tormenta.

Un ciclón tropical requiere la preexistencia de una perturbación atmosférica, océanos tropicales cálidos, humedad y vientos relativamente suaves en altura. Si las condiciones adecuadas persisten y permiten crear un bucle de alimentación maximizando el producto de la energía posible, por ejemplo, tal como fuertes vientos para aumentar el ratio de evaporación, que se pueden combinar para producir rachas violentas, olas increíbles, lluvias torrenciales e inundaciones asociadas con este fenómeno.

La condensación como fuerza conductora es lo que distingue primeramente a un ciclón tropical de otros fenómentos meteorológicos [3]. Dado que esto es más fuerte en un clima tropical, define el dominio inicial del ciclón. Por contraste, los ciclones de media latitud obtienen su energía frecuentemente de los gradientes horizontales de temperatura preexistentes en la atmósfera [3]. Para poder seguir alimentando su motor de calor, el ciclón tropical debe permanecer sobre agua cálida, que provee la húmedad atmosférica necesaria. La evaporación de esta húmedad se acelera por los vientos fuertes y se reduce por la presión atmosférica en la tormenta, resultando en un bucle de alimentación positiva. Como resultado, cuando un ciclón tropical pasa sobre tierra su fuerza se desvanece rápidamente [4].

Mediciones de ozono recogidas sobre el Huracán Erin el 12 de septiembre de 2001. El ojo de Erin está marcado con un símbolo rojo de huracán. En el ojo, las concentraciones de ozono son elevadas (amarillo y verde). El núcleo está rodeado por un área de concentraciones mucho menores de ozono (púrpura y azul).
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Mediciones de ozono recogidas sobre el Huracán Erin el 12 de septiembre de 2001. El ojo de Erin está marcado con un símbolo rojo de huracán. En el ojo, las concentraciones de ozono son elevadas (amarillo y verde). El núcleo está rodeado por un área de concentraciones mucho menores de ozono (púrpura y azul).

Los niveles de ozono dan una pista sobre si una tormenta se desarrollará antes que otros método. El giro inicial de un ciclón tropical es débil y muchas veces cubierto por las nubes, y no siempre es fácil de detectar por los satélites que proveen imágenes de las nubes. Sin embargo, instrumentos como el Total Ozone Mapping Spectrometer pueden identificar cantidades de ozono que están relacionadas íntimamente con la formación, intensificación y movimiento de un ciclón. Como resultado, los niveles de ozono pueden ser muy útiles para determinar la ubicación del ojo. Las concentraciones naturales de ozono son más eleveadas en la estratosfera. El aire más cercano a la superficie oceánica es menos rico en ozono. Rodeando al ojo, hay un anillo de potentes tormentas que absorben el aire húmedo y cálido de la superficie del océano elevándolo kilómetros en la atmósfera —a veces hasta alcanzar la capa baja de la estratosfera. Este ozono-aire pobre reemplaza al ozono-aire rico, provocando que las concentraciones caigan. El proceso se invierte a sí mismo en el ojo: el aire en altura se hunde hacia la superficie, infundiendo a la columna entera con ozono. Los niveles de ozono descendientes alrededor del ojo, pueden ser una señal fuerte de que la tormenta se está fortaleciendo. [5].

Gráfica mostrando la caída de temperatura en superficie en el Golfo de México en los momentos en el que los huracanes Katrina y Rita pasaron por el mismo. Estas tormentas enfríaron el agua más de 4ºC en los lugares por los que discurrió, y enfríaron todo el Golfo en 1º.
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Gráfica mostrando la caída de temperatura en superficie en el Golfo de México en los momentos en el que los huracanes Katrina y Rita pasaron por el mismo. Estas tormentas enfríaron el agua más de 4ºC en los lugares por los que discurrió, y enfríaron todo el Golfo en 1º.

El paso de un ciclón tropical sobre el océano puede causar que la superficie oceánica se enfríe de forma sustancial, lo que puede influir en el desarrollo del ciclón. Los ciclones tropicales enfrían el océano al actuar como "motores de calor" que transfieren el calor de la superficie del océano a la atmósfera a través de la evaporación. El enfríamiento también se produce por el ascenso de agua fría debido al efecto de succión del centro de bajas presiones de la tormenta. También puede existir un enfríamiento adicional como producto de las lluvias que pueden producirse en la superficie oceánica en un momento dado. La cobertura de nubes también puede desempeñar parte de esta función, al actuar como escudo entre el océano y la luz directa del sol antes y algo después del paso de la tormenta. Todos estos efectos pueden combinarse para producir un descenso dramático de las temperaturas en un área considerable durante algunos días [6].

Los científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (EEUU) estiman que un huracán expulsa energía en un ratio aproximado de 50 a 200 trillones de vatios [7]. En comparación, ésta es aproximadamente la cantidad de energía liberada al explotar una bomba nuclear de 10 megatones cada 20 minutos [8] o 200 veces la capacidad de producción total de energía de todo el mundo [2].

Mientras que el movimiento más evidente de las nubes es hacia el centro, los ciclones tropicales también desarrollan un nivel superior (a gran altitud) de flujo de nubes hacia el exterior. Se origina del aire que ha liberado su húmedad y es expulsado a gran altitud a través de la "chimenea" del motor de la tormenta. Este flujo produce cirros altos y delgados que giran en espiral lejos del centro. Los cirros pueden ser los primeros signos de un huracán que se aproxima.

[editar] Estructura física

Estructura de un huracán
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Estructura de un huracán

Un ciclón tropical fuerte se compone de los siguientes elementos.

  • Borrasca: todos los ciclones tropicales giran en torno a un área de baja presión atmosférica cerca de la superficie de la Tierra. Las presiones registradas en el centro de los ciclones tropicales suelen estar entre las más bajas que pueden ocurrir en la superficie terrestre a nivel del mar.
  • Núcleo cálido: los ciclones tropicales se caracterizan por la expulsión de grandes cantidades de entalpía de vaporización latente como aire húmedo que es elevado y produce la condensación de su vapor de agua. Este calor es distribuido verticalmente, alrededor del centro de la tormenta. Por ello, a cualquier altura dada (excepto cerca de la superficie donde el agua dicta la temperatura del aire) el ambiente dentro del ciclón es más cálido que en su alrededor.
  • Denso Revestimiento Central (CDO): el Denso Revestimiento Central es un escudo de actividad tormentosa que compone la porción interna del huracán. Contiene la pared del ojo, y el ojo en sí mismo. El huracán clásico contiene un CDO simétrico, lo cual significa que es perfectamente circular y redondo en todos sus lados.
  • Ojo: un ciclón tropical presentará un área de aire en hundimiento en el centro de la circulación. El tiempo en el ojo es normalmente cálido y libre de nubes (sin embargo, el mar puede ser extremadamente violento). Los ojos son el hogar de las temperaturas más frías de la tormenta en superficie, y de las temperaturas más cálidas en altura. El ojo es normalmente circular en forma, y puede variar desde los 3 a los 320 kilómetros de diámetro. En ciclones débiles, el CDO cubre el centro de circulación, resultando en un ojo no visible.
  • Pared del ojo: una banda alrededor del ojo de mayor velocidad de viento, donde las nubes alcanzan las mayor altura y la precipitación es más intensa. El daño más grave por viento ocurre mientras la pared del ojo de u huracán pasa sobre tierra.
  • Bandas lluviosas: las bandas de precipitación y tormentas que giran ciclónicamente hacia el centro de la tormenta. Las rachas de viento más fuerte y las mayores precipitaciones suelen ocurrir en bandas de lluvia individuales, con bandas entre ellas de tiempo relativamente treanquilo. Normalmente, en las bandas de lluvia se forman tornados al entrar en tierra. Los huracanes anulares son distintivos por su ausencia de bandas de lluvia.
  • Salida: los vientos en capas altas de un ciclón tropical se alejan del centro de la tormenta con una rotación anticiclónica rotation. Los vientos en la superficie son fuertemente ciclónicos, se debilitan con la altura, y se invierten a sí mismos. Los ciclones tropicales le deben esta característica única al núcleo cálido del centro de la tormenta.

[editar] Formación

Esta imagen TRMM muestra la altura de las columnas de lluvia en el Huracán Irene. Las torres más altas, la mayor alcanza los 17 km, producen las lluvias más intensas, mostradas en rojo. Cuanto más alto sube el vapor de agua antes de enfríarse, más intensa tiende a ser la tormenta. Ya que estas torres son como pistones que convierten la energía del vapor de agua en un poderoso motor de producción de lluvia y viento, además, estas torres pueden ser indicativo de un fortalecimiento futuro.
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Esta imagen TRMM muestra la altura de las columnas de lluvia en el Huracán Irene. Las torres más altas, la mayor alcanza los 17 km, producen las lluvias más intensas, mostradas en rojo. Cuanto más alto sube el vapor de agua antes de enfríarse, más intensa tiende a ser la tormenta. Ya que estas torres son como pistones que convierten la energía del vapor de agua en un poderoso motor de producción de lluvia y viento, además, estas torres pueden ser indicativo de un fortalecimiento futuro.
Ondas en los vientos del Océano Atlántico —las areas de vientos convergentes se mueven a lo largo del mismo camino que el viento prevalente- creand inestabilidades en la atmósfera que pueden llevar a la formación de huracanes.
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Ondas en los vientos del Océano Atlántico —las areas de vientos convergentes se mueven a lo largo del mismo camino que el viento prevalente- creand inestabilidades en la atmósfera que pueden llevar a la formación de huracanes.

La formación de ciclones tropicales es el tema de muchas investigaciones actuales, y todavía no se entiende perfectamente. Seis factores generales son necesarios para hacer posible la formación de ciclones tropicales, aunque ocasionalmente pueden desafiar a estos requísitos:

  1. Temperatura del agua de al menos 26,5 ºC [9] hasta una profundidad de al menos 50 m. Las aguas a esta temperatura provocan que la atmósfera sea lo suficientemente inestable como para sostener convección y tormentas eléctricas [10].
  2. Enfríamiento rápido con la altura. Esto permite la expulsión de calor latente, que es la fuente de energía en un ciclón tropical [9].
  3. Alta humedad, especialmente en las alturas baja a media de la troposfera. Cuando hay mucha humedad en la atmósfera, las condiciones son más favorables para que se desarrollen perturbancias [9].
  4. Baja cizalladura vertical. Cuando la cizalladura vertical es alta, la convección del ciclón o perturbancia se rompe, deshaciendo el sistema [9].
  5. La distancia al ecuador. Permite que la fuerza de Coriolis desvíe los vientos hacia el centro de bajas presiones, causando una circulación. La distancia aproximada es 500 km o 10 grados [9].
  6. Un sistema de perturbación atmosférica preexistente. El sistema debe tener algún tipo de circulación como centro de bajas presiones [9].

Sólo ciertas perturbaciones atmosféricas pueden dar como resultando un ciclón tropical. Éstas incluyen:

  1. Ondas tropicales, u ondas de vientos del este, que, como se mencionaba anteriormente, son áreas de vientos covergentes con movimiento oeste. Frecuentemente ayuda al desarrollo de tormentas eléctricas, que pueden desarrollarse a ciclones tropicales. Muchos de los ciclones tropicales se forman de éstos. Un fenómeno similar a las ondas tropicales son las líneas de distorsión de África Oriental, que son líneas convectivas que se producen sobre África y se mueven al Atlántico.
  2. Canales troposféricos superiores, que son núcleos fríos de vientos en capas altas. Un ciclón de núcleo cálido puede aparecer cuando uno de estos canales (en ocasiones) desciende a los niveles bajos y produce convección profunda.
  3. Los límites frontales que caen pueden ocasionalmente "atascarse" sobre aguas cálidas y producir líneas de convección activa. Si una circulación de bajo nivel se forma bajo esta convección, puede desarrollarse un ciclón tropical.

[editar] Lugares de formación

Muchos de los ciclones tropicales se forman en una banda mundial de actividad de tormentas llamada la Discontinuidad Intetropical (ITD por su nombre en inglés), llamada también Zona de Convergencia Intertropical (ITCZ).

Muchos de los sistemas se forman entre los 10 y 30º del ecuador y el 87% se forman en esos 20º de margen. Porque el efecto Coriolis inicia y mantiene la rotación del ciclón tropical, estas formaciones nunca se forman o mueven alrededor de los 10 grados de distancia al ecuador [11], donde el efecto Coriolis es mucho más débil. Sin embargo, es posible que se formen ciclones en este rango si hay otra fuente inicial de rotación. Estas condiciones son extremadamente raras, y se cree que tales tormentas se forman como mucho una vez cada siglo. Una combinación de una perturbación preexistente, una divergencia en el nivel superior y un monzón relativamente frío dieron como resultado al Tifón Vamei a sólo 1,5º al norte del ecuador en 2001. Se estima que tales condiciones pueden ocurrir sólo una vez cada 400 años.

Sin embargo, los huracanes que entran en el Océano Atlántico a lo largo de la costa de África se han originado en el Océano Índico y dirigido al oeste. Cuando la perturbación se mueve a África Oriental, la humedad aumenta y los sistemas de tormenta se mueven sobre las montañas. Cuando la humedad abandona dichas montañas, se propagan vientos intensos al oeste a medida que cruzan el continente. Una vez que la perturbación ha superado África, llega a la costa, normalmente a través de las islas de Cabo Verde. Por supuesto no todas estas tormentas se convierten en ciclones tropicales o huracanes, pero las que se mueven sobre áreas cálidas del Atlántico si suelen hacerlo. Originalmente estas tormentas de grandes dimensiones se forman por perturbaciones en el Índico. Los remanentes de algunas tormentas atlánticas pueden trasladarse al Océano Pacífico y una vez allí, moverse de nuevo al Océano Índico.

[editar] Regiones mayores

Hay siete regiones principales de formación de ciclones tropicales. Son el Océano Atlántico, las zonas oriental, sur y occidental del Océano Pacífico, así como el sudoeste, norte y sureste del Océano Índico. A nivel mundial, cada año se forma una media de 80 ciclones tropicales [12].

Zonas y Pronosticadores[13]
Región Centros Meteorológicos Regionales Especializados
Atlántico Norte Centro Nacional de Huracanes (NHC)
Pacífico Noreste Centro Nacional de Huracanes y Centro de Huracanes del Pacífico Central
Pacífico Nordeste Agencia Meteorológica de Japón
Índico Norte Departamento Meteorológico Indio
Pacífico Suroeste Servicio Meteorológico de Fiji , Servicio Meteorológico de Nueva Zelanda , Servicio Nacional del Tiempo de Papua Nueva Guinea & Oficina de Meteorología
Índico Sureste Oficina de Meteorología
Índico Suroeste Méteo France
  • Océano Atlántico Norte: la región más estudiada de todas, incluye el Océano Atlántico, el Mar Caribe, y el Golfo de México. La formación de ciclones tropicales aquí varía ampliamente de un año a otro, oscilando entre veinte a una por año con una media de diez (2005 batió el récord al registrar un total de 28) [12]. La costa atlántica de Estados Unidos, México, América Central, las Islas Caribeñas y Bermudas se ven afectadas frecuentemente por estos fenómenos. Venezuela, el sureste de Canadá y las islas "Macaronesias" también se ven afectadas ocasionalmente. La maytoría de las tormentas Atlánticas más intensas son Hurácanes del tipo Cabo Verde, que se forman en la costa occidental de África cerca de la islas de Cabo Verde.
  • Océano Pacífico Noreste: es la segunda región más activa del mundo, y la más densa (mayor número de tormentas en una menor región del océano). Las tormentas que se forman aquí pueden afectar al oeste de México, Hawaii, norte de América Central, y en ocasiones extremadamente raras, California.
  • Océano Pacífico Noroeste: la actividad tropical en esta región afecta frecuentemente a China, Japón, Filipinas, y Taiwan, pero también a otros países en el Sudeste asiático, como Vietnam, Corea del Sur y Indonesia, además de numerosas Islas de Oceanía. Es, con diferencia la región más activa, convirtiéndose en la tercera de toda la actividad de ciclones tropicales del mundo. La costa de la República Popular China presencia la mayor cantidad de entradas en tierra de ciclones en el mundo [14].
  • Océano Índico Norte: esta región se divide en dos áreas, la Bahía de Bengala y el Mar Arábigo, con la Bahía de Bengala predominando (de 5 a 6 veces más actividad). La temporada de esta región tiene dos puntos interesantes; uno en abril y mayo antes del comienzo del monzón, y otro en octubre y noviembre justo después. Los huracanes que se forman en esta región han sido históricamente los que más vidas se han cobrado — el más terrible, el ciclón Bhola de 1970 acabó con la vida de 200,000 personas. Los países afectados por esta región incluyen a India, Bangladesh, Sri Lanka, Tailandia, Myanmar, y Pakistán. Y en raras ocasiones, un ciclón tropical formado en esta región puede afectar también a la Península Arábiga.
  • Océano Pacífico Suroeste: la actividad tropical en esta región afecta mayoritariamente a Australia y Oceanía.
  • Océano Índico Sudeste: la actividad tropical en esta región afecta a Australia y Indonesia.
  • Océano Índico Suroeste: esta región es la menos entendida, debido a la ausencia de datos históricos. Los ciclones que se forman aquí afectan a Madagascar, Mozambique, Isla Mauricio, y Kenia.

[editar] Áreas de formación atípicas

El Huracán Vince el 9 de octubre de 2005 a las 2300 UTC cerca de Madeira.
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El Huracán Vince el 9 de octubre de 2005 a las 2300 UTC cerca de Madeira.

Las siguientes áreas producen ciclones tropicales ocasionalmente.

  • Océano Atlántico Sur: una combinación de aguas más frías y cizalladura vertical hacea muy difícil para el Atlántico Sur registrar actividad tropical. Sin embargo, se han observado tres ciclones tropicales en esta región — una débil tormenta tropical en 1991 cerca de la costa de África, Ciclón Catarina (conocido también como Aldonça), que hizo entrada en tierra en Brasil en 2004 con fuerza de Categoría 1, y una tormenta más pequeña en enero de 2004, al este de Salvador, Brasil. La tormenta de enero se cree que alcanzó intensidad de tormenta tropical en base a los vientos registrados.
  • Pacífico Norte Central: la cizalladura en esta área del Océano Pacífico limita severamente el desarrollo tropical, por lo que no se conoce formaciones de tormentas desde 2002. Sin embargo, esta región es frecuentada comúnmente por los ciclones tropicales que se forman en el ambiente mucho más favorable de la región del Pacícifico Nordeste [15].
  • Pacífico Sudoeste: las formaciones tropicales en esta región son bastante raras; cuando se forman, frecuentemente están enlazadas a episodios de El Niño. Muchas de las tormentas que entran en esta región se han formado en el lejano oeste, en la zona del Pacífico Sudoeste. Afectan a las islas de Polinesia en casos excepcionales.
  • Mar Mediterráneo: a veces se forman tormentas con estructuras similares a las de los ciclones tropicales. Algunos ejemplos de estos "ciclones tropicales mediterráneos" se formaron en septiembre de 1947, septiembre de 1969, enero de 1982, septiembre de 1983, y enero de 1995. Sin embargo, hay cierto debate sobre si la naturaleza de estas tormentas fue realmente tropical [13].
  • Subtrópicos templados: las áreas más allá de los treinta grados del ecuador normalmente no son conductivas para la formación o fortalecimiento de ciclones tropicales. El factor limitante primario es la temperatura del agua, aunque una mayor cizalladura vertical también es otro de los factores. Éstas zonas en ocasiones son frecuentadas por ciclones moviéndose desde latitudes tropicales. En raras ocasiones, como 1988 [16] y 1975 [17] pueden formarse o fortalecerse en esta región.
  • Bajas Latitudes: las áreas aproximadamente entre los 10º de latitud al ecuador no experimentan una presencia significativa del efecto Coriolis, un ingrediente vital para un ciclón tropical. Sin embargo, en diciembre de 2001, el Tifón Vamei se formó al sudeste del Mar del Sur de China e hizo entrada en tierra en Malasia. Se formó de una formación tormentosa en Borneo que se movió hacia el Mar del Sur de China [18].
  • Los Grandes Lagos: un sistema tormentoso que parecía similar a un huracán se formó en 1996 en el Lago Hurón. Formó una estructura con el ojo típico en su centro y pudo haber sido durante un breve espacio de tiempo un ciclón tropical [19].

[editar] Época de formación

A nivel mundial, los picos de actividad ciclónica tienen lugares hacia finales de verano cuando las temperaturas del agua son las más cálidas. Sin embargo, cada región particular tiene su propio patrón de temporada. En una escala mundial, Mayo es el mes menos activo, mientras que Septiembre es el más activo [20].

En el Atlántico Norte, la temporada es diferente, teniendo lugar desde el 1 de junio al 30 de noviembre, alcanzando su mayor intensidad a finales de Agosto y septiembre. El pico de actividad estadísticamente de la temporada de huracanes en el Atlántico, es el 10 de septiembre. El Pacífico Nordeste tiene un período de actividad más amplio, pero en un margen de tiempo similar al del Atlántico. El Pacífico Nordeste tiene ciclones durante todo el año, con un mínimo en febrero y el máximo a principios de septiembre. En la región del norte del Índico, las tormentas son más comunes desde abril a diciembre, con picos de intensidad en mayo y noviembre [20].

En el hemisferio sur, la actividad de ciclones tropicales comienza a finales de octubre y termina en mayo. El pico de actividad se registra desde mediados de febrero a principios de marzo [20].

Temporadas y número de tormentas [12][20]
Región Inicio de Temporada Final de Temporada Tormentas Tropicales (>34 nudos) Ciclones Tropicales (>63 nudos) Ciclones Tropicales Categoría 3 o mayor (>95 nudos)
Pacífico Nordeste Todo el año Todo el año 26,7 16,9 8,5
Índico Sur Octubre Mayo 20,6 10,3 4,3
Pacífico Nordeste Mayo Noviembre 16,3 9,0 4,1
Atlántico Norte Junio Noviembre 10,6 5,9 2,0
Pacífico Sudoeste Octubre Mayo 10,6 4,8 1,9
Índico Norte Abril Diciembre 5,4 2,2 0,4

[editar] Estructura y clasificación

Estructura de un huracán
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Estructura de un huracán

Un fuerte ciclón tropical consiste de los siguientes elementos.

  • Baja en superficie: todos los ciclones tropicales rotan alrededor de un área de baja presión atmosférica cerca de la superficie de la Tierra. Las presiones registradas en los centros de ciclones tropicales están entre las más bajas que ocurren en la superficie del planeta a nivel del mar.
  • Núcleo Cálido: los ciclones tropicales están caracterizados y dirigidos por la expulsión de grandes cantidades de calor de condensación latente cuando el aire húmedo es transportado hacia las alturas y el vapor de agua se condensa. Este calor está distribuido verticalmente, alrededor del centro de la tormenta. Así, a cualquier altitud dada (excepto cerca de la superficie, donde la temperatura del agua dicta la del aire) el entorno dentro del ciclón es más cálido que el exterior que le rodea.
  • Revestimiento Central Denso (CDO, en inglés): el Revestimiento Central Denso es un denso escudo de actividad tormentosa que crea la porción interior del huracán. Esta contiene la pared del ojo y el ojo en sí mismo. Un huracán clasico contiene un CDO simétrico, lo cual significa quqe es perfectamente circular y redondo por todos los lados.
  • Ojo: un ciclón tropical severo abrigará un área de aire que se hundirá en el centro de la circulación. El tiempo en el ojo es normalmente tranquilo y libre de nubes (sin embargo, el mar puede ser extremadamente violento). Los ojos albergan las temperaturas más frías de la tormenta en superficie, y las temperaturas más calidas en los niveles superiores. El ojo normalmente presenta forma circular y puede variar en tamaño desde los 3 a los 320 km de diámetro. En ciclones más débiles, el CDO cubre el centro de circulación, resultando en un ojo no visible. El ojo es el único lugar donde el viento gira al contrario del resto del ciclón.
  • Pared del ojo: una banda alrededor del ojo con la mayor velocidad de viento, donde las nubes alcanzan la mayor altura y las precipitaciones son más intensas. El daño más fuerte por viento sucede cuando la pared del ojo de un huracán pasa sobre tierra.
  • Salida: los niveles superiores de un ciclón tropical presentan vientos dirigidos al exterior del centro de la tormenta, con una rotación anticiclónica. Los vientos en la superficie son fuertemente ciclónicos, se debilitan con la altura, y eventualmente se reinvierten a sí mismos. Deben esta característica al núcleo cálido del centro de la tormenta.

[editar] Intensidades de los ciclones tropicales

Depresión Tropical 19, que se formó durante la Temporada de huracanes en el Atlántico, 2005, mostrando la ausencia de organización en estas formaciones comparadas con ciclones más fuertes.
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Depresión Tropical 19, que se formó durante la Temporada de huracanes en el Atlántico, 2005, mostrando la ausencia de organización en estas formaciones comparadas con ciclones más fuertes.

Los ciclones tropicales se clasifican en tres grupos principales, basados en intensidad: depresiones tropicales, tormentas tropicales, y un grupo de tormentas más intensas, cuyo nombre depende de la región.

Una depresión tropical es un sistema organizado de nubes y tormentas con una superficie de circulación definida y un viento sostenido máximo inferior a 17 m/s (33 nudos (kt), 38 mph, ó 62 km/h). No tiene ojo, y normalmente no tiene la organización en forma espiral de tormentas más fuertes. Es un sistema de bajas presiones, sin embargo, recibe el nombre de "depresión".

Una tormenta tropical es un sistema organizado de fuertes tormentas con una circulación definida en superficie y vientos máximos sostenidos entre los 17 y 32 m/s (34–63 kt, 39–73 mph, ó 62–117 km/h). En este punto, la distintiva forma ciclónica comienza a desarrollarse, aunqueq normalmente el ojo no está presente. Los servicios atmosféricos del Gobierno de la región respectiva asignan un nombre a los sistemas que alcanzan esta intensidad (de ahí el término tormenta nombrada).

En la intensidad de huracán y tifón, un sistema con vientos sostenidos mayores a 33 m/s (64 kt, 74 mph, ó 118 km/h), un ciclón tropical tiende a desarrollar un ojo, un área de calma relativa (y presión atmosférica más baja) en el centro de la circulación. El ojo es visible frecuentemente en las imágenes de satélite como un pequeño, circular, punto libre de nubes. Rodeando al ojo se encuentra la pared del ojo, un área de entre 16–80 km de ancho en el que las tormentas más fuertes y el viento circulan alrededor del centro.

La circulación de nubes alrededor del centro del ciclón infiere una forma espiral muy distintiva al sistema. Las bandas o "brazos" pueden extenderse a grandes distancias según las nubes son atraídas hacia el ciclón. La dirección de la circulación ciclónica depende del hemisferio; en el hemisferio norte es en sentido contrario a las agujas del reloj y viceversa en el hemisferio sur. Los vientos sostenidos máximos medidos en los ciclones tropicales más intensos han registrado más de 85 m/s (165 kt, 190 mph, 305 km/h). Los huracanes más intensos y antiguos pueden, en ocasiones, exhibir una curvatura de la pared del ojo que parece un estadio de fútbol: este fenomeno es conocido a veces como el efecto estadio.

Los ciclos de reemplazo de la pared del ojo ocurren, lógicamente, en los ciclones tropicales muy intensos. Cuando los ciclones alcanzan el pico de intensidad, usualmente - pero no siempre - tienen una pared de ojo y un radio de vientos más fuertes que se contrae hasta un tamaño muy pequeño, alrededor de 10 a 20 km. En este momento, algunas de las bandas de lluvia exteriores pueden organizar un anillo exterior de tormentas que lentamente se desplaza hacia el interior y roba a la pared del ojo interior la humedad y fuerza necesaria. Durante esta fase, el ciclón tropical se debilida (p. ej los vientos más uerte se debilitan un poco y la presión central aumenta). Eventualmente, la pared del ojo exterior reempalza a la interior completamente y la tormenta puede tener la misma intensidad que al principio o, en algunos casos, incluso mayor.

[editar] Categorías y escalas

Escala Saffir-Simpson
DT TT 1 2 3 4 5


Los huracanes se clasifican de acuerdo a los vientos máximos usando la Escala de Huracanes de Saffir-Simpson. Una tormenta de Categoría 1 tiene los vientos máximos más bajos, un huracán de Categoría 5 los más altos. Las categorías no son absolutas en términos de efectos. Las tormentas de categorías bajas pueden infringir más daños que las de categoría más alta, dependiendo de factores como el terreno local y la precipitación total. Por ejemplo, un huracán de Categoría 2 que golpea un área urbana grande causará más daño que un huracán de categoría 5 que golpea en un medio rural. En realidad, los sistemas tropicales inferiores a fuerza de huracán pueden producir daños significativos y pérdidas humanas, especialmente por efecto de inundaciones y desprendimientos de barro.

El Centro Nacional de Huracanes de EEUU clasifica los huracanes de Categoría 3 y superiores como major hurricanes. El Centro de avisos de Tifones, también de EEUU clasifica los tifones con velocidades de viento de al menos 150 mph (67 m/s or 241 km/h, equivalente a una tormenta fuerte de Categoría 4) como Super Tifones. La definición de vientos sostenidos recomendado por la Organización Meteorológica Mundial (WMO) y usada por la mayoría de agencias es la media registrada durante 10 min a una altura de 10 m. El servicio atmosférico de Estados Unidos define los vientos sostenidos basándose en una media de un minuto a una altura de 10 metros sobre la superficie. Lo que normalmente provoca que los resultados de la velocidad máxima de viento sea un 12% más baja que con el método de 10 minutos [21] [22].

[editar] Movimiento y recorrido

[editar] Vientos de gran escala

Aunque los ciclones tropicales son grandes sistemas que generan una cantidad enorme de energía, su movimento sobre la superficie se compara frecuentemente con el de las hojas arrastradas por una racha. Es decir, los vientos de gran escala—las rachas en la atmósfera de la Tierra—son responsables del movimiento y manejo de los ciclones tropicales. La trayectoria del movimento suele conocerse como ruta del ciclón tropical.

La mayor fuerza que afecta al recorrido de los sistemas tropicales en todas las áreas son los vientos que circulan en las zonas de alta presión. En el Atlántico Norte, los sistemas tropicales son llevados generalmente hacia el oeste, por los vientos que soplan de este a oeste al sur de las Bermuda, por la presencia de un área de alta presión persistente. También, en la región del Atlántico Norte donde se forman los huracanes, los vientos alisios, que son corrientes de viento prevalentemente con dirección oeste, llevan a las ondas tropicales (precursores de depresiones y ciclones tropicales) en esa dirección desde la costa africana hacia el Caribe y Norteamérica.

[editar] Efecto Coriolis

Imagen infrarroja del Ciclón Mónica cerca del pico de intensidad, mostrando rotación en el sentido de las agujas del reloj debido al efecto Coriolis.
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Imagen infrarroja del Ciclón Mónica cerca del pico de intensidad, mostrando rotación en el sentido de las agujas del reloj debido al efecto Coriolis.

La rotación de la Tierra también proporciona cierta aceleración (definida como Aceleración de Coriolis o Efecto Coriolis). Esta aceleración provoca que los sistemas ciclónicos giren hacia los polos en ausencia de una corriente fuerte de giro (p.ej. en el norte, la parte al norte del ciclón tiene vientos al oeste, y la fuerza de Coriolis los empuja ligeramente en esa dirección. La parte sur, asimismo es empujada al sur, pero dado que está más cerca del ecuador, la fuerza de Coriolis es más débil). Así, los ciclones tropicales en el Hemisferio Norte, que habitualmente se mueven al oeste en sus inicios, giran al norte (y normalmente después son empujados al este), y los ciclones del Hemisferio Sur son desviados en esa dirección, si no hay un sistema de fuertes presiones contrarrestando la Aceleración de Coriolis. Esta aceleración también inicia rotación ciclónica, pero no es la fuerza conductora que hace que aumente su velocidad. Estas velocidades se deben a la conservación del momento angular - el aire se capta en un área mucho más grande que el ciclón, por lo que la pequeña velocidad de rotación (originalmente proporcionada por la aceleración de Coriolis) aumenta rápidamente a medida que el aire entra en el centro de bajas presiones.

[editar] Interacción con sistemas de alta y baja presión

Finalmente, cuando un ciclón tropical se mueve en latitudes más altas, su recorrido general alrededor de un área de altas presiones puede desviarse significativamente por los vientos que se mueven en dirección a la zona de bajas presiones. Dicho cambio de dirección es conocido como recurva. Un huracán moviéndose desde el Atlántico hacia el Golfo de México, por ejemplo, recuvará al norte, y después al nordeste si encuentra vientos soplando en dirección nordeste hacia un sistema de bajas presiones sobre Norteamérica. Muchos ciclones tropicales a lo largo de la Costa Este y en el Golfo de México son llevados eventualmente hacia el nordeste por las áreas de bajas presiones que se mueven sobre la misma.

[editar] Predicción

El Huracán Epsilon se fortaleció y organizó en el Océano Atlántico Norte Central desafiando condiciones altamente desfavorables. Este inusual sistema sistema desafió casi todos los pronósticos del NHC y demostró las dificultades existentes en la predicción de ciclones tropicales.
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El Huracán Epsilon se fortaleció y organizó en el Océano Atlántico Norte Central desafiando condiciones altamente desfavorables. Este inusual sistema sistema desafió casi todos los pronósticos del NHC y demostró las dificultades existentes en la predicción de ciclones tropicales.

Con su conocimiento sobre las fuerza que actúan en ciclones tropicales, y una gran cantidad de datos de satélites geosíncronos y otros sensores, los científicos han aumentado la fidelidad de las predicciones durante las décadas recientes, los ordenadores de alta capacidad de proceso y sofisticados software simulación permiten a los pronosticadores producir modelos por ordenador que predicen los posibles recorridos de un ciclón tropical basándose en la posición futura y fuerza de los sistemas de altas y bajas presiones. Pero aunque los pronósticos son cada vez más exacto desde hace 20 años, los científicos aseguran que tienen muchos menos medios para predecir la intensidad. Lo atribuyen a la ausencia de mejoras en la predicción de intensidad debido a la complejidad d estos sistemas y a un entendimiento incompleto de los factores que afectan a su desarrollo.

[editar] Entrada en tierra

Oficialmente, la "entrada en tierra" se produce cuando el centro de una tormenta (el centro del ojo, no su extremo), alcanza tierra. Naturalmente, las condiciones de tormenta pueden sentirse en la costa y en el interior mucho antes de la llegada. En realidad, para una tormenta moviéndose hacia el interior, las areas de entrada en tierra experiencian la mitad de la misma antes de la llegada del centro del ojo. Para situaciones de emergencia, las acciones deberían temporizarse en relación a cuando llegarán las rachas de viento más fuertes y no en relación a cuando se produce la entrada.

Para una lista de huracanes atípicos y inusuales por su lugar de entrada en tierra, vea la lista de ciclones tropicales notables.

[editar] Disipación

Un ciclón tropical puede dejar de tener características tropicales de varias maneras:

  • Se mueve sobre tierra, quedándose así sin el agua cálida que necesita para retroalimentarse, y rápidamente pierde fuerza. Muchas tormentas pierden su fuerza rápidamente después de entrar en tierra y se convierten en áreas desorganizadas de baja presión en un día o dos. Hay, sin embargo, una oportunidad de regeneración si vuelven a entrar en aguas abiertas. Si una tormenta se sitúa sobre las montañas incluso por un breve espacio de tiempo, puede perder velozmente su estructura. Sin embargo, muchas pérdidas durante las tormentas, ocurren en terreno montañoso, ya que el ciclón moribundo descarga lluvias torrenciales que pueden conducir a mortiferas inundaciones y avalanchas de barro.
  • Permanece durante mucho tiempo en la misma zona del océano, extrayendo calor de la superficie hasta que está demasiado frío para seguir alimentando a la tormenta. Sin una superficie cálida de agua, la tormenta no puede sobrevivir.
  • Experiencia cizalladura vertical, causando que la convección pierda su dirección y el motor de calor se rompa.
  • Puede ser suficientemente débil para ser consumida por otra área de bajas presiones, rompiéndola y uniéndose a la misma para formar un gran área de tormentas no ciclónicas. (Las que, sin embargo, pueden fortalecerse significativamente).
  • Entra en aguas más frías. Esto no significa necesariamente la muerte de la tormenta, pero perderá sus características tropicales. Estas tormentas son ciclones extratropicales.
  • Se forma una pared del ojo exterior (normalmente a 80 kilómetros del centro de la tormenta), estrangulando la convección hacia la pared interior. Este debilitamiento es normalmente temporal salvo que se reúna con alguna otra condición anteriormente expuesta.

Incluso después de que se diga que un ciclón tropical es extratropical o se ha disipado, puede tener todavía viento de fuerza de tormenta tropical (u ocasionalmente fuerza de huracán) y descargar abundante lluvia. Cuando un ciclón tropical alcanza latitudes más altas o pasa sobre tierra, puede unirse con un frente frío o desarrollarse a ciclón frontal, llamado también ciclón extratropical. En el Océano Atlántico, estos ciclones pueden ser violentos e incluso conservar fuerza de huracán cuando alcanzan Europa como Tormentas de Viento Europeas.

[editar] Disipación Artificial

En las décadas de 1960 y 1970, el gobierno de Estados Unidos intentó debilitar huracanes con su Proyecto Stormfury por medio del sembrado de tormentas seleccionadas con yoduro de plata. Se pensaba que el sembrado causaría que el agua superenfriada en las bandas de lluvia exteriores se congelasen, causando el colapsamiento de la pared interior del ojo y, así, reducir los vientos. El viento del Huracán Debbie descendieron un 30 por ciento, pero recuperaron su fuerza después de los dos intentos. En un episodio anterior, el desastre golpeó cuando un huracán, al este de Jacksonville, Florida, fue sembrado, cambiando repentinamente su curso y golpeando en Savannah, Georgia [23]. Dado que había mucha incertidumbre sobre el comportamiento de estas tormentas, el gobierno federal no aprobaría las operaciones de siembra a menos que los huracanes tuvieran menos del 10 por ciento de posibilidades de hacer entrada en tierra en 48 horas. El proyecto fue cancelado después de que se descubriera que los ciclos de reemplazo del ojo occurrían de forma natural en los huracanes fuertes, provocando dudas sobre los resultados de los experimentos anteriores. Hoy en día, se sabe que el yoduro de plata no tiene efecto porque la cantidad de agua fría en las bandas de lluvia de un ciclón tropical es demasiado baja [24].

A lo largo del tiempo se han sugerido otras aproximaciones, como enfríar el agua bajo un ciclón tropical remolcando icebergs a los océanos tropicales; tirando grandes cantidades de hielo en el ojo en las fases más tempranas, así el calor latente es absorbido por el hielo en la entrada (base del perímetro de la célula tormentosa) en vez de convertirse en energía kinética a grandes alturas; cubrir el océano con una sustancia que inhiba la evaporación; o golpeando el ciclón con armas nucleares (en esta última no se llevó a cabo por que la radiación seria esparcida repidamente por el globo). Todas estas aproximaciones sufrieron el mismo problema: los ciclones tropicales son demasiado grandes para que cualquiera de ellas sea práctica [25].

En 1976 un meteorologo estadounidese propuso la idea de quemar grandes cantidades de petróleo en el mar, esto para producir un carbón negro que serie liberado en la capa fronteriza del huracán. Así se absorveria el calor solar y el del mar enviándolo a la atmosfera, solo así se reduceria la intensidad del ojo. Nunca se llevó a la practica.

Sin embargo, se ha sugerido que podemos cambiar el curso de una tormenta durante las primeras fases de su formación, tales como usando satélites para alterar las condiciones medioambientales, o, más realísticamente, esparciendo una capa degradable de aceite sobre el océano que evitaría que el vapor de agua alimentase a la tormenta.

[editar] Monitorización, observación y recorrido

Vista de puesta del sol en las bandas de lluvia del Huracán Isidoro, fotografiado a 2220 metros de altura.
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Vista de puesta del sol en las bandas de lluvia del Huracán Isidoro, fotografiado a 2220 metros de altura.

Los ciclones tropicales intensos son un desafío bastante particular para la observación. Al ser un peligroso fenómeno oceánico, las estaciones meteorológicas rara vez están disponibles en el lugar de la tormenta. Las observaciones a nivel de superficie sólo se pueden realizar si la tormenta pasa sobre una isla o se sitúa en un área costera, o si, desafortunadamente, encuentra un barco en su camino. Incluso en estos casos, las mediciones en tiempo real sólo son posibles en la periferia del ciclón, donde las condiciones son menos catastróficas.

Sin embargo es posible tomar mediciones in-situ, en tiempo real, enviando vuelos de reconocimiento especialmente equipados para introducirse en un ciclón. En la región atlántica, estos vuelos se realizan por medio de los cazadores de huracanes del gobierno de EEUU [26]. Los aviones usados son el Hércules C-130 y el Orión WP-3D, ambos aviones de carga equipados con cuatro motores turbopropulsados. Estos aviones vuelan directamente en el ciclón y realizan mediciones directas y remotas. El avión también lanza sondas GPS en el ciclón. Miden temperatura, humedad, presión y especialmente, los vientos entre el nivel de vuelo y la superficie del océano.

En la observación de huracanes, ha comenzado una nueva era cuando una aerosonda pilotada remotamente fue lanzada al interior de la Tormenta Tropical Ophleia a su paso por la Costa Este de Virginia durante la temporaa atlántica de huracanes del año 2005. Se ha convertido en una nueva forma de examinar tormentas en bajas latitudes, en las que los pilotos humanos raramente se atreven a internarse [27].

Los ciclones lejos de tierra son monitorizados por satélites meteorológicos que capturan imágenes visibles e infrarrojas desde el espacio, habitualmente en intervalos de quince a treinta minutos. Según se aproximan a tierra, pueden observarse desde supercfie con un Radar Doppler. Los radares desempeñan un papel crucial alrededor de la entrada en tierra porque muestra la intensidad y ubicación de la tormenta minuto a minuto.

Recientemente, los investigadores académicos han comenzado a desplegar estaciones fortificadas para aguantar vientos huracanados. Los dos programas más grandes son el Programa de Monitorización de la Costa de Florida [28] y el Wind Engineering Mobile Instrumented Tower Experiment [29]. Durante la entrada en tierra, la División de investigación de huracanes de la NOAA compara y verifica los datos del avión de reconocimiento, incluyendo datos como la velocidad del viento en la altura de vuelo y de las sondas GPS, con los datos sobre velocidad de vientos transmitida en tiempo real desde las estaciones atmosféricas erigidas a lo largo de la costa (además de otros datos relevantes para la investigación). El Centro Nacional de Huracanes usa los datos para evaluar las condiciones de entrada en tierra y verificar preddiciones.

[editar] Nomenclatura de los ciclones tropicales

Las tormentas que alcanzan fuerza tropical reciben un nombre, para ayudar a la hora de formular demandas del seguro, ayudar a advertir a la gente de la llegada de una tormenta y además para indipcar que se trata de fenómenos importantes que no deben ser ignorados. Estos nombres se toman de listas que varían de región a región y son renovadas cada pocos años. Las decisiones sobre dichas listas dependen de cada región, ya sea por comités de la Organización Meteorológica Mundial (a los que se llama normalmente para discutir muchos otros asuntos), o las oficinas meteorológicas involucradas en la predicción de tormentas.

Cada año, los nombres de tormentas que hayan sido especialmente destructivas (si ha habido alguna) son "retirados" y se eligen nuevos nombres para ocupar su lugar.

[editar] Esquemas de nomenclatura

Véase también: Lista de ciclones tropicales notables

El IV Comité de Huracanes de la Asociación Regional de la WMO (Organización Meteorológica Mundial) selecciona los nombres para las tormentas de las regiones atlántica y pacífico central y este.

En el Atlántico, y Pacífico Norte y Este, los nombres masculinos y femeninos se asignan alternativamente en orden alfabético durante la temporada en curso. El "género" de la primera tormenta del año también alterna cada año: la primera tormenta de un año impar recibe nombre femenino, mientras que la primera de un año par, masculino. Se preparan con antelación seis listas de nombres y cada una se utiliza cada seis años. Se omiten las letras Q, U, X', Y y Z — en el Atlántico; en el pacífico sólo se omiten Q y U' así el formato se acomoda a 21 o 24 tormentas "nombradas" en una temporada de huracanes. Los nombres de las tormentas pueden ser retirados tras la petición de los países afectados si han causado daños extensivos. Los países afectados deciden entonces un nombre de reemplazo del mismo género, y si es posible, de la mistma etnia que el nombre que se retira.

Si hay más de 21 tormentas con nombre en la temporada atlántica, o más de 24 en la temporada del Pacífico Este, el resto de tormentas son nombradas usando las letras del Alfabeto Griego: la vigésimo segunda tormenta es llamada "Alfa", la vigésimo tercera, "Beta", y así sucesivamente. Fue necesario durante la temporada de 2005 cuando la lista se agotó. No hay precedente para una tormenta nombrada con una letra griega haya causado daño suficiente como para justificar su retirada, por lo que se desconoce como se manejará esta situación, con, por ejemplo, el Huracán Beta.

En la región del Pacífico Norte Central, los listados son mantenidos por el Centro de Huracanes del Pacífico Central en Honolulu. Se eligen cuatro listas de nombres en hawaiano y se usan de forma secuencial sin importar el año.

En el Pacífico Noroeste, las listas de nombres son mantenidas por el Comité de Tifones de la WMO. Se usan cinco listas de nombres, en la que cada una de las 14 naciones participantes aporta dos nombres a cada lista. Los nombre se usan según el orden de los países en inglés, secuencialmente, sin importar el año. Desde 1981, el sistema de numeración ha sido el sistema primario para identificar ciclones tropicales entre los mimebros del Comité y todavía está en uso. Los números internacionales son aisgnados por la Agencia Meteorológica de Japón en el orden que se forma una tormenta tropical, mientras que también pueden asignarse otros números diferentes dependiendo de cada comité regional. El tifón Songda de septiembre de 2004, fue denominado internamente con el número 18 en Japón, y sin embargo en China fue con el 19. Internacionalmente, está registrado como el TY Sonda (0418), siendo "04" los dos últimos dígitos del año.

La Oficina de Meteorología Australiana mantiene tres listas de nombres, una para cada región (Oeste, Norte y Este). También existen listas para las regiones de Fiji y Papúa Nueva Guinea.

El servicio meteorológico de las islas Seychelles mantiene una lista para el Océano Índico Sudoeste. Allí, se usa una lista nueva cada año.

[editar] Historia de la nomenclatura de ciclones tropicales

Durante varios cientos de años antes de la llegada de los Europeos a las Indias, los huracanes eran nombrados después del día del santo en que la tormenta golpeaba.

La práctica de dar nombres de personas fue introducida por Clement Lindley Wragge, un meteorólogo australiano a finales del siglo XIX. Usaba nombres de chicas, los nombres de los políticos que le habían ofendido o atacado, y nombre de la historía y la mitología [30] [31].

Durante la Segunda Guerra Mundial, los ciclones tropicales solo recibían nombres femeninos, principalmente para ayudar a los pronósticadores, y en cierto modo, de una manera ad hoc. Adicionalmente, la novela escrita en 1941 por George R. Stewart Storm ayudó a popularizar el concepto de dar nombres a los ciclones tropicales [32].

De 1950 a 1953, se usaron nombres del Alfabeto fonético aeronáutico. La convención moderna apareció como respuesta a la necesidad de realizar comunicaciones que no fuesen ambiguas entre barcos y aviones. Al aumentar el tráfico de transportes y las observaciones meteorológicas mejorar en número y calidad, varios tifones, huracanes o ciclones podían ser monitorizados al mismo tiempo. Para ayudar en su identificación, a principios de 1953 la práctica de nombrar sistemáticamente tormentas tropicales y huracanes fue iniciada por el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. Las nomenclaturas ahora son mantenidas por la Organización Meteorológica Mundial.

Para seguir con la costumbre del idioma inglés, de referirse a objetos inanimados como bote, trenes, etc., usando el pronombre femenino "ella", los nombres usados eran exclusivamente femeninos. La primera tormenta del año era asignada con la letra "A", la segunda con la letra "B", etc. Sin embargo, dado que las tormentas tropicales y los huracnes son básicamente destructivos. Algunas personas consideraron esta práctica como sexista. La Organización Meteorológica Mundial respondió a estas preocupaciones en 1979 con la introducción de nombres masculinos en la nomenclatura. También, en este mismo año, se inició la práctica de prepara listas de nombres antes del inicio de la temporada. Los nombres, son usualmente de origen Inglés, Francés o Español, en la región Atlántica, dado que estos tres idiomas son los predominantes en la región donde las tormentas se forman habitualmente. En el hemisferio sur, los nombres masculinos hicieron su entrada en 1975 [31].

[editar] Renombramiento de los ciclones tropicales

En muchos casos, un ciclón tropical retiene su nombre durante toda su vida. Sin embargo, puede ser renombrado en varias ocasiones.

  1. Una tormenta tropical entra al Océano Índico Sudoeste desde el este
    En el Océano Índico Sudoeste, Metéo France en Réunion da un nombre a la tormenta tropical una vez que haya superado los 90°E desde el este, incluso aunque haya sido nombrada. En este casoe, el Centro de Alertas sobre tifones (JTWC) pondrá dos nombres juntos separados por un guión. Algunos ejemplos incluyen al Ciclón Adeline-Juliet a principios de 2005 y Ciclón Bertie-Alvin a finales del mismo año.
  2. Una tormenta tropical cruza desde el Atlántico al Pacífico, o viceversa, antes de 2001
    Era la norma del Centro Nacional de Huracanes (NHC) el renombrar una tormenta tropical que cruzase desde el Atlántico al Pacífico, o viceversa. Los ejemplos incluyen al Huracán Cesar-Douglas en 1996 y el Huracán Joan-Miriam en 1988 [33].
    En 2001, cuando Iris se movió sobre América Central, el NHC mencióno que retendría su nombre si se regenerase en el Pacífico. Sin embargo, la depresión tropical desarrollada de los restos de Iris fue llamada Quince-E en su lugar. Posteriormente, la depresión se convirtió en la Tormenta Tropical Manuel.
    El NHC explicó que Iris se había disipado como ciclón tropical antes de entrar en la región este del Pacífico Norte; la nueva depresión fue llamada propiamente Quince-E, en vez de Iris [34].
    En 2003, cuando Larry se movió sobre México, el NHC intentó clarificar el asunto:
    "Si Larry permanece como ciclón tropical durante su pasaje sobre México, retendrá su nombre. Sin embargo, se le dará un nuevo nombre si la circulación en superficie se disipa y se regenera en el Pacífico." [35].
    Actualmente, no ha habido ciclones tropicales que hayan retenido su nombre durante el paso de Atlántico a Pacífico o viceversa.
  3. Incertidumbres de la continuación
    Cuando los resto de un ciclón tropical se desaroollan de nuevo, el sistema regenerado será tratado como un nuevo ciclón tropical si hay incertidumbre de continuación, incluso aunque el sistema original pueda contribuir a la formación del nuevo sistema. Un ejemplo es la Depresión Tropical 10-Depresión Tropical 12 (que se convirtió en el Huracán Katrina) de 2005.
  4. Errores humanos
    A veces, puede haber errores humanos que conduzcan a un renombramiento de un ciclón tropical. Esto es especialmente auténtico si el sistema está pobremente organizado o si pasa del área de responsabilida de un pronosticador a otro. Algunos ejemplos incluyen Tormenta Tropical Ken-Lola en 1989 [36] y la Tormenta Tropical Upana Chanchu en 2000 [37].

[editar] Efectos

Gráfico de bajas proovocadas en América por ciclones tropicales entre 1970-1999
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Gráfico de bajas proovocadas en América por ciclones tropicales entre 1970-1999

Un ciclón tropical maduro puede expulsar calor en un ratio de hasta 6x1014 vatios [2]. Los ciclones tropicales en el mar abierto causan grandes olas, lluvias torrenciales y fuertes vientos, rompiendo la navegación internacional y, en ocasiones, hundiendo barcos. Sin embargo, los efectos más devastadores de un ciclón tropical ocurren cuando cruzan las líneas costeras, haciendo entrada en tierra. Un ciclón tropical moviéndose sobre tierra puede hacer daño directo de cuatro maneras:

  • Fuertes vientos - El viento de fuerza de huracán puede dañar o destruir vehículos, edificios, puentes, etc. También puede convertir desperdicios en proyectiles voladores, haciendo el exterior mucho más peligroso.
  • Marejada ciclónica - Los ciclones tropicales causan un aumento en el nivel del mar, que puede inundar comunidades costeras, Éste es el peor efecto, ya que históricamente los ciclones se cobran un 80% de sus víctimas cuando golpean en las costas por primera vez.
  • Lluvias torrenciales - La actividad tormentosa en un ciclón tropical puede causar intensas precipitaciones. Los ríos y corrientes se desbordan, no se puede circular en carretera y pueden ocurrir deslizamientos de tierra. Las áreas en tierra pueden ser particularmente vulnerables a inundaciones de agua dulce, si los residentes no se preparan adecuadamente [38]. La Climatología de Precipitaciones de Ciclón Tropical muestra algunos récrods conocidos, país por país.
  • Actividad de tornados - La amplia rotación de un huracán crea tornados frecuentemente. Los tornados también pueden ser producto de mesovórtices en la pared del ojo que persistan hasta la entrada en tierra. Aunque estos tornados no son tan fuertes como los no tropicales, pueden causar tremendos daños igualmente [39].
Las consecuencias del Huracán Katrina en Gulfport, Mississippi. Katrina fue el ciclón más costoso en la historia de Estados Unidos.
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Las consecuencias del Huracán Katrina en Gulfport, Mississippi. Katrina fue el ciclón más costoso en la historia de Estados Unidos.

Frecuentemente, los efectos secundarios de un ciclón tropical son igualmente dañinos. Éstos incluyen:

  • Enfermedades - El ambiente húmedo después del paso de un ciclón tropical, combinado con la destrucción de instalaciones sanitarias y un clima tropical húmedo puede inducir epidemias que se siguen cobrando vidas tiempo después de que la tormenta haya pasado. Una de las lesiones más comunes post-huracán es pisar un clavo en los escombros causados por la tormenta, que conducen al riesgo de contraer el tétanos o otra infección. Las infecciones de cortes y contusiones pueden amplificarse notablemente vadeando aguas residuales contaminadas. Las grandes superficies cubiertas de agua por una inundación también contribuyen a contraer enfermedades transportadas por mosquitos.
  • Cortes de energía - Los ciclones tropicales normalmente dejan a decenas o cientos de miles de personas (ocasionalmente millones si el área urbana afectada es muy grande) sin energía elétrica, impidiendo comunicaciones vitales y obstaculizando los trabajos de rescate.
  • Dificultades de transporte - Los ciclones tropicales pueden destruir frecuentemente puentes clave, pasos superiores, y carreteras, complicando las tareas de transportar comida, agua potable y medicinas a las áreas que lo necesitan.

[editar] Efectos beneficiosos de los ciclones tropicales

Aunque los ciclones pueden causar una gran cantidad de pérdidas humanas y materiales, pueden ser determinantes en los regímenes de precipitación de los lugares en los que impactan, y llevar lluvias muy necesarias a zonas que de otro modo serían desérticas. Los huracanes que se forman en el Pacífico Norte este, habitualmente aportan humedad a la región sudeste de Estados Unidos y partes de México [40]. Japón recibe más de la mitad de sus precipitaciones anuales directamente de los tifones [41]. El Huracán Camille evitó condiciones de sequía y terminó con el déficit de agua en gran parte de su recorrido [42].

Adicionalmente, la destrucción causada por Camille en la costa del Golfo estimuló el redesarrollo, incrementando sensiblemente el valor de la propiedad local [42]. Por otro lado, el personal oficial encargado de responder en situaciones de catástrofe, aseguran que el redesarrollo motiva a la gente a vivir en lugares que son claramente peligrosas en futuras tormentas. El Huracán Katrina es el ejemplo más obvio, ya que devastó la región que había sido revitalizada por Camile. Por supuesto, muchos residentes y negociantes han relocalizado sus negocios tierra adentro, lejos de la amenaza de futuros huracanes.

Los huracanes también ayudan a mantener el balance global de calor, desplazando calor y aire húmedo tropical a las latitudes medias y regiones polares. James Lovelock también ha realizado la hipótesis por la que, aumentando los nutrientes de la flora marina a los niveles de más cercanos a la superficie del océano, incrementarían también la actividad biológica en áreas donde la vida sería difícil por la pérdida de nutrientes según la profundidad del océano.

En el mar, los ciclones tropicales pueden revolver el agua, dejando una estela fresca a su paso [6], lo cual provoca que la región sea menos favorable para un subsecuente ciclón tropical. En raras ocasiones, los ciclones tropicales pueden hacer lo contrario. En 2005, el Huracán Dennis arrastró agua cálida a su paso, contribuyendo a la formación del Huracán Emily, siendo así el primer precedente de formación de un huracán que posteriormente alcanzaría Categoría 5 [43].

[editar] Tendencia en la actividad ciclónica a largo plazo

Si bien el número de tormentas en el Atlántico ha aumentado desde 1995, no parece haber señales de una tendencia a aumentar en el cómputo global; el número anual para todo el mundo, se sitúa en unos 90 ciclones tropicales [44].

Las tormentas atlánticas, se están volviendo más destructivas a nivel financiero, ya que, cinco de las diez tormentas más "caras" en Estados Unidos han ocurrido desde 1990. Esto puede atribuirse, en gran parte, al número de personas residentes en áreas costeras susceptibles, y al desarrollo masivo experimentado en la región desde la última oleada violenta de actividad en la década de los 60.

Frecuentemente, en parte por las amenazas de huracanes, muchas regiones costeras tenían una población escasa en los puertos más importantes, hasta la llegada del automóvil de clase turista, por lo tanto, las porciones más duras de tormentas golpeando la costa eran frecuentemente desmedidas. Los efectos combinados de la destrucción de barcos y las entradas en tierra lejos de núcleos urbanos limitaban severamente el número de hurácanes intensos en el registro oficial antes de la era del avión de reconocimiento y la meteorología por satélite. Aunque el registro muestra un aumento distinto en el número y fuerza de huracanes intensos, por lo que los expertos analizan los datos anteriores sin tomarlos como certeza.

El número y fuerza de huracanes en el Atlántico puede experimentar un ciclo de 50 a 70 años. Aunque es más común desde 1995, entre 1970 y 1994 ocurrieron algunas temporadas cuya actividad fue superior a la media. Los huracanes más destructivos golpearon de forma frecuente entre 1926-60, incluyendo muchos major hurricanes en Nueva Inglaterra. En 1933 se registró un récord de 21 tormentas tropicales, que sólo ha sido superado por la temporada de 2005. En las temporadas de 1900 a 1925, la formación de huracanes tropicales fue bastante infrecuente; sin embargo, muchas tormentas intensas se formaron entre 1870-1899. Durante la temporada de 1887, se formaron 19 tormentas tropicales, de las cuales 4 ocurrieron después del 1 de noviembre. y 11 se convirtieron en huracanes. Entre los años 1840 a 1860 de nuevo se formaron pocos, pero muchos golpearon las costas a principios de 1800, incluyendo una tormenta en 1821 que entró directamente en Nueva York, y de la cual, algunos expertos meteorólogos, aseguran pudo tratarse de un huracán de categoría 4.

Estas temporadas de huracanes inusualmente activas, literalmente devoraron la cobertura de los satélites en la región atlántica, lo que permite a los pronosticadores ver todos los ciclones tropicales. Antes de que la era de los satélites comenzase en 1961, las tormentas o huracanes tropicales sólo podían ser detectadas si un barco se encontraba con ésos fenómenos de forma directa. El registro oficial, por lo tanto, seguramente carece de muchas tormentas en las que ningún barco experimentó vientos de galerna, o huracanados, o bien no las reconocieron como tormentas tropicales (siendo probablementes comparados a un ciclón extra tropical a altas latitudes, una onda tropical o un breve chubasco), y al volver al puerto, no eran reportados.

[editar] Calentamiento Global

Una pregunta frecuente es si el calentamiento global puede o causará ciclones tropicales más frecuentes y virulentos. Hasta ahora, virtualmente, todos los climatologistas parecen estar de acuerdo en que una sola tormenta, o incluso una sola temporada, no puede ser atribuida a una única causa como el calentamiento global o incluso una variación natural [45]. La pregunta es, así, si existe una tendencia estadística que indique un aumento en la fuerza o frecuencia de los ciclones La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de |EE.UU dice en su guía de preguntas frecuentes sobre huracanes que "es altamente inverosímil que el calentamiento global pueda (o podrá) contribuir a un cambio drástico en el número o intensidad de los huracanes" [46].

Respecto a la fuerza, hasta hace poco se había alcanzado una conclusión similar por consenso. Ahora este consenso está cuestionado por Kerry Emanuel. En un Artículo en Nature, [47] Emanuel dice que el potencial de destrucción de los huracanes, que combina fuerza, duración y frecuencia de los mismos "está altamente correlacionado con la temperatura del mar, reflejando señales climáticas bien documentadas, incluyendo oscilaciones multidecadales en el Atlántico Norte y Pacífico Norte, y el calentamiento global". K. Emanuel además, predice "un sustancial aumento en las pérdidas relacionadas con huracanes en el siglo veintiuno" [48].

En términos similares, P.J. Webster y otras personas, publicaron un artículo [49] en Science [50] examinando "cambios en el número de ciclones tropicales, duración e intensidad" durante los últimos 35 años, un período para el que se disponen de datos por satélite. El hallazgo principal es que mientras el número de ciclones "diminuyó en todas las regiones excepto el Atlántico Norte durante la última década", hay un "gran incremento en el número y proporción de huracanes alcanzando categorías 4 y 5." Esto significa, que si bien el número general de ciclones ha disminuido, el número de tormentas muy fuertes ha aumentado.

Tanto Emanuel como Webster y otros, consideran que la temperatura del mar es una clave importante en el desarrollo de los ciclones. Es inevitable formularse la pregunta: ¿Qué ha causado el aumento observado en las temperaturas de la superficie del mar?. En el Atlántico, podría ser debido a la Oscilación Atlántica Multidecadal (AMO), un patrón de 50–70 años de variabilidad en la temperatura. Emanuel, sin embargo, descubrió que el aumento reciente estaba fuera del rango de las oscilaciones previas. Por lo tanto, tanto una variación natural (como la AMO) y el calentamiento global, podrían haber contribuido al calentamiento del Atlántico tropical durante las últimas décadas, pero por ahora, es imposible hacer una atribución exacta a cada apartado [45].

Mientras Emanuel analiza la energía disipada anualmente, Webster y su grupo analizan el, algo menos importante, pocentaje de huracanes en categorías 4 y 5, y descubren que este porcentaje ha aumentado en 5 de las 6 regiones: Atlántico Norte, Pacífico Nordeste y Noreste, Pacífico Sur, e Índico Norte y Sur. Dado que cada región podría estar sujetas a oscilaciones locales similares a la AMO, cualquier estadística individual para una región queda en el aire. Pero si las oscilaciones locales no están sincronizadas por alguna oscilación global no identificada todavía, la independecia de las regiones permite las pruebas estadísticas comunes que son mucho más concretas que cualquier prueba regional. Desgraciadamente, Webster no hizo dicha prueba.

Bajo la presunción de que las seis regiones son estadísticamente independientes para el efecto del calentamiento global, [51] se realizó el t-test y se encontró que la hipótesis nula de que el calentamiento global no haya impactado en el porcentaje de huracanes de categoría 4 y 5, puede ser rechazada en un nivel de un 0.1%. Por lo tanto, sólo hay 1 oportunidad entre 1000 de encontrar simultáneamente los seis aumentos observados en los porcentajes de huracanes de dichas categorías. Esta estadística necesita cierto ajuste, porque las variables a prueba no están distribuidas en variaciones iguales, pero puede dar incluso mejores evidencias de que se haya detectado el impacto del calentamiento global en la intensidad de los huracanes.

[editar] Ciclones notables

Artículo principal: Lista de ciclones tropicales notables

Los ciclones tropicales que causan destrucción masiva son, afortunadamente, raros, pero cuando suceden pueden causar daño en un rango de miles de millones de dólares y destrozar o acabar con miles de vidas.

El ciclón tropical más mortífero registrado golpeó la zona altamente poblada del Delta del Ganges en el este de Pakistán (ahora Bangladesh) el 13 de noviembre de 1970, como un ciclón tropical de Categoría 3. Se estima que acabó con la vida de 500.000 personas. La región del Índico Norte ha sido históricamente la más mortífera, con varias tormentas desde 1900 provocando más de 100.000 muertes, todas en Bangladesh [52].

En la región atlántica, al menos tres tormentas han matado a más de 10.000 personas. El Huracán Mitch durante la Temporada de huracanes en el atlántico, 1998 provocó severas inundaciones y deslizamientos de barro en Honduras, matando a 18.000 personas y cambiando tanto el aspecto del terreno que fue preciso realizar nuevos mapas del país [53]. El Huracán Galveston de 1900, que hizo entrada en tierra en Galveston (Texas) con una estimación de Categoría 4, acabó con la vida de 8.000 a 12.000 personas y sigue siendo el desastre natural más mortífero en la historia de Estados Unidos [54]. La tormenta más mortífera registrada en el Atlántico fue el Gran Huracán de 1780, que mató a 22,000 personas en las Antillas [54].

Los tamaños relativos del Tifón Tip, Ciclón Tropical Tracy, y los Estados Unidos.
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Los tamaños relativos del Tifón Tip, Ciclón Tropical Tracy, y los Estados Unidos.

La tormenta más intensa registrada fue el Tifón Tip en el Pacífico Nordeste en 1979, que alcanzó una presión mínima de tan sólo 870 mbar y vientos máximos sostenidos de 305 km/h. Se debilitó antes de golpear en Japón. Tip no tiene en exclusiva el récord de vientos más rápidos registrados en un ciclón; El Huracán Wilma lo ostenta con velocidades de 320km/h, durante la temporada de 2005 en el Océano Atlántico [55]. Aunque las velocidades registradas no se consideran totalmente ciertas, ya que los equipos suelen terminar destruidos en condiciones tan extremas, el huracán Camille fue la única tormenta que entró en tierra con tal intensidad, convirtiéndola, con 305 km/h como velocidad de vientos sostenidos y rachas de hasta 335 km/h, el ciclón tropical más fuerte al hacer entrada en tierra. En comparación, estas velocidades pueden encontrarse en el centro de un tornado intenso, pero Camille, como todos los ciclones tropicales, fue mucho más larga que cualquiera de los tornados más duraderos.

El Tifón Nancy en 1961 tenía un registro con vientos de hasta 345 km/h, pero investigaciones recientes indican que las velocidades medidas entre 1940 y 1960 eran más elevadas de lo que en realidad debían ser, y por tanto no se considera la tormenta con vientos más potentes registrados [56]. De forma similar, una racha de viento medida a nivel de supercicie, causada por el Tifón Paka en Guam con una intensidad de 380 km/h, que había sido confirmada, y hubiera sido la racha de viento no tornádica más fuerte registrada en la superficie de la Tierra, tuvo que ser rechazada ya que el anemómetro fue dañado por la tormenta [57].

Tip es también el ciclón más grande registrado, con una circulación de vientos de fuerza tropical en un campo de 2.170 km. El tamaño medio de un ciclón tropical es de "solo" 480 km. La tormenta más pequeña registrada fue el Ciclón Tracy en 1974, que devastó Darwin (Australia), con tan sólo 100 km de tamaño [58].

El Huracán Iniki en 1992 fue la tormenta más poderosa que golpeó Hawaii en la historia, entrando en Kauai como huracán de categoría 4, matando a seis personas y causando 3 mil millones de dólares en daños [59]. Otros huracanes destructivos en el Pacífico incluyen al Huracán Pauline [60] y el Huracán Kenna [61].

El primer huracán registrado en el Atlántico Sur, el Ciclón Catarina de 2004.
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El primer huracán registrado en el Atlántico Sur, el Ciclón Catarina de 2004.

El 26 de marzo de 2004, el Ciclón Catarina se convirtió en el primer huracán del Atlántico Sur. Otros ciclones anteriores en esa misma región, en 1991 y 2004 alcanzaron sólo fuerza de tormenta tropical. Es posible que antes de 1960 se formasen ciclones tropicales allí, pero no fueron observados hasta el comienzo de la era de los satélites atmosféricos en áquel año.

Un ciclón tropical no necesita ser especialmente fuerte para causar un daño difícil de olvidar. La Tormenta Tropical Thelma, en Noviembre de 1991, mató a miles de personas en Filipinas y nunca llegó a ser tifón; el daño de Thelma se debió principalmente a las inundaciones y no a los vientos o marejada ciclónica [62]. En 1982 la depresión tropical sin nombre, que posteriormente se convertiría en el Huracán Paul, causó la muerte de unas 1.000 personas en América Central debido al efecto de sus lluvias torrenciales [63].

El 29 de agosto de 2005 el Huracán Katrina hizo entrada en tierra en Louisiana y Mississippi. El Centro Nacional de Huracanes de EEUU, en su revisión de Agosto de la temporada de tormentas tropicales, aseguró que Katrina era, probablemente, el peor desastre natural en la historia del país [64]. Actualmente se le asignan 1.604 muertes, principalmente de las inundaciones y consecuencias en Nueva Orleans, Louisiana. También se estima que causó daños por un valor de 75 mil millones de dólares. Antes de Katrina, el sistema más costoso en términos monetarios fue el Huracán Andrew en 1992 que causó unas pérdidas estimadas de 39 mil millones por los daños ocasionados en Florida [65].

[editar] Terminología regional de tormentas

Ojo del Tifón Odessa, Océano Pacífico, Agosto de 1985.
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Ojo del Tifón Odessa, Océano Pacífico, Agosto de 1985.

Los términos usados en los reportes meteorológicos para ciclones tropicales que tienen vientos en superficie iguales o superiores a 64 nudos (73,6 mph) o 32 m/s varían según la región:

  • Huracán: Región Atlántica y Océano Pacífico Norte, este de la Línea internacional de cambio de fecha
  • Tifón: Pacífico Nordeste, al este de la línea de cambio de fecha.
  • Ciclón tropical severo: Paacífico Sudoeste, al oeste de los 160ºE y el Océano Índico Sudeste, al este de los 90ºE
  • Tormenta ciclónica Severa: Océano Índico Norte
  • Ciclón Tropical: Océano Índico Sudeste y el Pacífico sur al este de los 160ºE.
  • Ciclón (extraoficialmente): Océano Atlántico Sur

Hay muchos nombres para los ciclones tropicales, incluyendo baguio en Filipinas y Taíno en Haiti.

[editar] Origen de los términos para tormentas

La palabra tifón tiene dos posibles orígenes:

  • Del chino 大風 (daaih fūng (cantonés); dà fēng (mandarín)) que significa "gran viento." (El término chino 颱風 táifēng, y 台風 taifu en Japonés, tienen un origen independiente, trazable de varias formas hacia 風颱, 風篩 o 風癡 hongthai, remontándose a las dinastías Song 宋 (960-1278) y Yuan 元(1260-1341). El primer registro del carácter 颱 apareció en la edición de 1685 del Sumario de Taiwan 臺灣記略).
  • Del Urdu, y Persa o Arábigo ţūfān (طوفان) < Griego tuphōn (Τυφών).

El término portugués tufão también está relacionado con tifón. Ver tifón para más información.

La palabra huracán (hurricane en inglés) se deriva del nombre del dios Hurakán, fundador del cosmos maya, según el Popol Vuh, libro sagrado de la cultura Quiché, un pueblo indígena, de Guatemala, huracán [66].

La palabra ciclón fue acuñada por el Capitán Henry Piddington, quien la usaba para referirse a una tormenta que hizo añicos un carguero en Isla Mauricio en Febrero de 1845 [67].

[editar] Otros Sistemas tormentosos

Véase también: Ciclón

En la naturaleza pueden verse muchas otros tipos de ciclones. Varios de éstos se refieren a la formación o disipación de ciclones tropicales.

[editar] Ciclón extratropical

Artículo principal: Ciclón extratropical

Un ciclón extratropical es una tormenta que deriva su energía de la diferencia de temperatura en horizontal, lo cual es típico en latitudes más altas. Un ciclón tropical puede convertirse en extratropical según se mueve hacia latitudes más altas y su fuente de energía cambia del calor liberado por la condensación a las diferencias de temperatura entre masas de aire [68]. Infrecuentemente, un ciclón extratropical puede transformarse en una tormenta subtropical, y de ahí en un ciclón tropical. Desde el espacio se observa que las tormentas extratropicales tienen un patrón de nubes en forma de coma muy característico. Los ciclones extratropicales también pueden ser peligrosos porque sus centros de bajas presiones producen vientos fuertes.

[editar] Tormenta subtropical

Artículo principal: Ciclón subtropical

Un ciclón subtropical es un sistema atmosférico que tiene ciertas características de un ciclón tropical y otras de un ciclón extratropical. Pueden aparecer en un amplio ancho de latitudes, desde la Línea ecuatorial al 50°. Aunque las tormentas subtropicales rara vez atraen vientos de fuerza huracanada, pueden volverse tropicales según su núcleo se calienta [69]. Desde un punto de vista operacional, no se considera que un ciclón tropical pueda convertirse en subtropical durante su transición extratropical [70].

[editar] Véase también

[editar] Meteorología

Ciclones y Anticiclones del mundo
Extratropical - Mesociclón - Media latitud - Polar - Baja polar - Subtropical - Tropical


[editar] Categorías

[editar] Notas

  1. FAQ sobre Ciclones Tropicales del NHC, Asunto C5c (en inglés)
  2. a b c NOAA Pregunta del mes de Agosto de 2000 (en inglés)
  3. a b Bureau of Meteorology FAQ Question 6 (en inglés)
  4. NHC FAQ de Ciclones Tropicales Subject C2 (en inglés)
  5. Los niveles de ozono caen cuando los huracanes se fortalecen, nota de prensa de la NASA, en inglés
  6. a b El paso de los huracanes enfría el golfo por completo (en inglés)
  7. University Corporation for Atmospheric Research Hurricanes: Keeping an eye on weather's biggest bullies accessed March 31, 2006
  8. a b c d e f NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto A15 (en inglés)
  9. NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto A16 (en inglés)
  10. Oficina de Meteorología Recorridos de Ciclones Tropicales entre 1979 y 1988
  11. a b c NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto E10 (en inglés)
  12. a b NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto F1 (en inglés)
  13. Weyman, C & L Anderson-Berry Impacto Social de los ciclones tropicales (en inglés)
  14. Archivos de Centro de Huracanes del Pacífico Central (en inglés)
  15. Unisys Alberto "Best-track"
  16. Unisys "12" "Best-track"
  17. Unisys Vamei "Best-track"
  18. Huracán Hurón (en inglés)
  19. a b c d FAQ de Ciclones Tropicales del NHC Asunto G1 (en inglés)
  20. http://www.weather.gov/directives/sym/pd01006004curr.pdf
  21. Federal Emergency Management Agency (2004). Hurricane Glossary of Terms. Consultado el 2006-03-24.
  22. Whipple, A. (1982, 1984)"Storm" p. 151 Time Life Books ISBN 0-8094-4312-0
  23. NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto C5a (en inglés)
  24. NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto C5f (en inglés)
  25. Página de inicio de los aviones Caza Huracanes (en inglés)
  26. Bowman, L. "Drones defy heart of storm." South Mississippi Sun-Herald (en inglés)
  27. Florida Coastal Monitoring Program project overview (en inglés)
  28. WEMITE homepage (en inglés)
  29. NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto B1 (en inglés)
  30. a b FAQ de la Oficina de Meteorología Pregunta 13 (en inglés)
  31. NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto J4 (en inglés)
  32. NHC FAQ de Ciclones tropicales Asunto E15 (en inglés)
  33. NHC Reporte de la Tormenta Tropical Manuel (en inglés)
  34. NHC Discusión Número 16 sobre la Tormena Tropical Larry (en inglés)
  35. Reporte JTWC Ken-Lola (en inglés)
  36. Padgett, G. Sumario Global Mensual de ciclones tropicales para Julio de 2000 (en inglés)
  37. National Hurricane Preparedness Week: Inland Flooding (en inglés)
  38. FAQ: Huracanes, tifones y ciclones tropicales (en inglés)
  39. Administración Nacional Atmosférica y Oceánica Resumen de 2005 de Huracanes en el Pacífico Nordeste(en inglés)
  40. Whipple p 154
  41. a b Christopherson, R. (1992) "Geosystems An Introduction to Physical Geography" pp 222-224. Macmillan Publishing Company New York. ISBN 0-02-322443-6
  42. Discusión 8 de la Tormenta Tropical Emily (en inglés)
  43. Página de Emanuel Kerry sobre Ciclones Tropicales (en inglés)
  44. a b realclimate.org (en inglés)
  45. NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto G4 (en inglés)
  46. Nature Vol. 436, pp 686–688 (en inglés)
  47. Preprint of a paper by Kerry Emanuel (en inglés)
  48. Webster Science 2005 Hurricanes (en inglés)
  49. Science. Volume 309, pp 1844-1846
  50. Zfacts (en inglés)
  51. Encarta Online (en inglés)
  52. NHC Mitch Report (en inglés)
  53. a b Centro Nacional de Huracanes Los Ciclones tropicales atlánticos más mortíferos, 1492-1996 (en inglés)
  54. WeatherwatchersWeatherwatchers page on Hurricane Mitch (en inglés)
  55. NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto E1 accessed March 30, 2006
  56. Servicio Nacional de Meteorología Vientos en superficie en Guam del Tifón Paka (1997) (en inglés)
  57. NHC FAQ de Ciclones Tropicales Asunto E5 (en inglés)
  58. Central Pacific Hurricane Center Iniki report (en inglés)
  59. NHC Pauline Report (en inglés)
  60. NHC Kenna Report (en inglés)
  61. Joint Typhoon Center Thelma report (en inglés)
  62. Sociedad Meteorológica Americana "Eastern North Pacific Tropical Cyclones of 1982" May 1983 Monthly Weather Review (en inglés)
  63. August 2005 Atlantic Tropical Weather Summary (en inglés)
  64. NHC Katrina Report (en inglés)
  65. NHC Tropical Cyclone FAQ Subject B4 (en inglés)
  66. Whipple, p. 53
  67. NHC FAQ de Ciclones tropicales Asunto A7 (en inglés)
  68. NHC FAQ de Ciclones Treopicales Asunto A6 (en inglés)
  69. Padgett, G. Sumario mensual global de ciclones tropicales para diciembre de 2000 (en inglés)

[editar] Enlaces externos

[editar] Monitorización y Avisos

-Todos los enlaces provistos están en inglés:

[editar] Centros Meteorológicos especializados Regionales

[editar] Tormentas pasadas

[editar] Recursos de aprendizaje

[editar] Varios

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