Cisma de Oriente y Occidente
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El Cisma de Oriente y Occidente, también conocido como Gran Cisma (aunque éste último término a veces suele aplicarse también -aunque en menor medida- al Cisma de Occidente) es el nombre dado al evento que separó a las Iglesias Católica Romana de Occidente de la Iglesia Ortodoxa de Oriente en el siglo XI (1054). El Cardenal Humberto, un representante del Papa León IX y Miguel Cerulario, Patriarca de Constantinopla, decretaron cada uno la excomunión del otro. Algunos historiadores ven ste acto como la iniciación del Gran Cisma entre las Iglesias Católica Romana y Ortodoxa. Algunos otros historiadores alegan que en el momento de la excomunión, León IX había muerto y por lo tanto el acto del Cardenal Humberto no tenía validez. Además se excomulgaron individuos, no Iglesias enteras.
El Cisma de Oriente y Occidente fue en realidad el resultado de un largo período de relaciones difíciles entre las dos Iglesias. Las causas primarias del cisma fueron las disputas sobre la autoridad papal -el Obispo de Roma reclamaba autoridad sobre los cuatro Patriarcas de Oriente, mientras los Patriarcas alegaban que el Obispo de Roma era apenas un "primero entre iguales" o "primus inter pares". También influyó la inclusión de la cláusula filioque en el Credo de Nicea. Hubo otros catalizadores en el Cisma, incluyendo variaciones en las prácticas litúrgicas y disputas sobre la jurisdicción.
La Iglesia se dividió a lo largo de líneas doctrinales, teológicas, lingüísticas (la Iglesia Ortodoxa adoptó el griego como idioma, mientras la Iglesia Católica Romana llevó a cabo su liturgia en latín hasta bien entrado el siglo XX) y políticas y la ruptura básica no ha sanado. Se puede alegar que las dos Iglesias se reunieron en 1274, en el Segundo Concilio de Lyons y en 1439, en el Concilio de Basilea, pero en cada uno de estos casos hubo repudio de la Iglesia Ortodoxa como un todo, dado que los Jerarcas habían sobrepasado su autoridad al consentir en las llamadas uniones. Algunas comunidades eclesiásticas que inicialmente seguían la Iglesia Ortodoxa cambiaron sus lineamientos y siguieron a la Iglesia Católica Romana, y ahora se denominan Iglesias Católicas del Rito Oriental. Cada una se llama a sí misma "Una, Santa, Católica y Apostólica" implicando que fue la otra la que dejó a la iglesia verdadera durante el Gran Cisma. No obstante, algunas políticas surgidas del Concilio Vaticano II han contribuido al acercamiento entre las Iglesias. Incluso, la Iglesia Católica publicó un documento en que se hace oficial el levantamiento de la excomunión de Miguel Cerulario.